Dos soldados, uno estadounidense y otro británico, así como un subcontratista de los Estados Unidos murieron este miércoles tras el ataque con diez cohetes contra una base iraquí en Taji, al norte de Bagdad, indicó a la Agence France-Presse un responsable militar estadounidense.
Ese ataque, el vigésimo segundo desde finales de octubre contra intereses estadounidenses en Irak, es el más mortífero llevado a cabo contra una base con soldados extranjeros en varios años.
Previamente una fuente de la coalición internacional había informado a la AFP que había varios militares con heridas que van de “leves a críticas”.
La cantidad de cohetes lanzados este miércoles es particularmente alta.
El ataque no fue reivindicado inmediatamente, pero Washington suele atribuirlos a facciones pro-iraníes en Irak.
Un subcontratista estadounidense murió en un ataque con cohetes contra una base militar iraquí en Kirkuk a finales de 2019, lo que desencadenó a su vez varios ataques de represalia de Washington en Irak y Siria, contra fuerzas favorables a Teherán, entre ellas las brigadas del Hezbolá.
Después de esto aumentaron las tensiones entre Washington y Teherán, lo que llevó al asesinato en Bagdad del poderoso general iraní Qasem Soleimani y su lugarteniente iraquí en un ataque con dron estadounidense, y también los bombardeos iraníes contra bases iraquíes que albergan a soldados estadounidenses.
La coalición internacional, creada para combatir al grupo yihadista Estado Islámico (EI) en 2014, y liderada por Estados Unidos, está integrada por decenas de países y miles de sus soldados se encuentran en Irak. Aunque el EI ha perdido el territorio de su “califato” a caballo entre Irak y Siria, aún conserva células clandestinas o durmientes que pueden perpetrar ataques.
Recientemente, el parlamento iraquí votó a favor de que 5.200 soldados estadounidenses abandonen el país, decisión que aún no ha sido aplicada por el gobierno. Pero Irak se encuentra sumido desde hace meses en un verdadero marasmo político.
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