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Chileno condenado en Malasia relata días en la cárcel tras su fuga: “No quería vivir”

Uno de los chilenos que estuvieron presos en Malasia condenados por la muerte de una mujer trans, Felipe Osiadacz, relató su experiencia en la cárcel del país asiático.

El joven junto a Fernando Candia estuvieron 15 meses y 11 días en el penal de alta seguridad Sungai Buloh, por el homicidio culposo de Yusaini Bin Ishak, en medio de un confuso incidente ocurrido en el hotel Star Town.

En una entrevista a Canal 13, el hombre contó que la madrugada del 4 de agosto de 2017, Bin Ishak los siguió hasta el hall del hotel para pedirles dinero. Sin embargo, la situación fue escalando hasta que la mujer empezó a golpearlos. Para contener la situación, Osiadacz y Candia decidieron inmovilizarla y mantenerla presionada contra el piso hasta que llegara la policía.

Pero en ese momento, Bin Ishak falleció, por lo que ambos fueron condenados a dos años de cárcel por el delito de “homicidio culposo”.

“Nunca en mi vida, por ningún segundo, se me pasó por la mente que la persona que estaba en el suelo podía estar muerta. Nunca estuvo dentro mí. Nunca quisimos hacer nada malo para que alguien terminara muerto. Se terminó transformando en una verdadera pesadilla”, comentó.

Los primeros días

Según consignó La Tercera, Osiadacz comentó que en sus primeros días en la comisaría, le pasaron una ropa naranja, defecada y con orina; tenía que dormir en el piso, sin almohada ni frazadas. En los primeros días bajó cuatro o cinco kilos.

Lo peor de la situación es que los gendarmes lo amenazaban y les decían “crees que vienes acá a matar gente, bueno, vas a morir”.

Cuando le informaron que sería procesado por asesinato, Osiadacz aseveró que “no lo podía creer”.

“Cuando escuché “cárcel” se me vinieron a la cabeza violaciones, asesinatos, golpes, drogas, destrucción”, señaló.

Asimismo, el joven admitió que una vez en la cárcel sintió culpa y se arrepintió de la situación: “Cuando pasaron los meses siempre sentí culpa porque una persona terminó muerta; no fue un ojo morado, aquí una persona murió y eso no va a cambiar nunca”.

Sus días en prisión

Osiadacz comentó que en sus días en la cárcel tuvo percances con otros presos, pero no tuvo peleas ni discusiones porque no les abrían las puertas para caminar o hacer ejercicios.

Sin embargo, contó que presenció peleas de otros internos: “Si alguien se agarraba a combos, los gendarmes cerraban las puertas por un mes y, por lo general, cuando abrían las puertas ocurría algo, por todo el estrés que cargábamos. Te diría que cada seis meses abrían la puerta unas diez veces”, señaló.

El joven relató que una vez escuchó gritos en otra celda y vio cómo sacaron a un reo que se había suicidado. En otra ocasión, cuando llevaban sólo tres días en la cárcel, un myanmarino le robó una “pasta para uno” que se había comprado. Cuando el jefe de pieza se enteró de ello, fue donde la persona y le pegó cuarenta minutos, con patadas y combos.

También aseveró que en el lugar había metanfetamina, marihuana y patillas tipo éxtasis. Para entrar la droga le pagaban a la persona de rayos X y le pagaban a los gendarmes para que abrieran las puertas.

Osiadacz indicó que el momento más difícil fue cuando estuvo encerrado en la pieza por seis meses, junto a 10 personas.

“¡La mitad de un año no pudimos salir de una celda de 14 metros cuadrados! No teníamos ni permiso para salir 15 minutos a caminar ahí mismo en el block”, indicó.

El caso

Respecto a por qué se declaró culpable del caso, Felipe explicó que el jamás se hubiese declarado culpable, pero lo hizo porque la justicia en Malasia no lo iba a dejar así como así.

“Jamás me hubiese declarado culpable porque yo y los abogados sabíamos que no había tenido la intención de hacerle daño a nadie y que las pruebas corroboraban lo que dije desde el primer momento”, contó.

En relación a la actuación de las autoridades chilenas en el caso, el joven aseguró que fue excelente y que está muy agradecido por todo.

Cuando se enteró de la apelación a la sentencia del juez, él dijo que quedó en shock y acabó por enfermar en la cárcel.

“Dejé de comer, empecé a defecar sangre, tenía espasmos en el estómago; ya estaba flaco de antes, pero en ese momento llegué a pesar 59 de kilos y mido 1,81. No tenía ánimo de nada, no quería vivir, le rogaba al universo que me llevara en el sueño“, contó.

El regreso a Chile

Felipe no se quiso a referir a cómo gestionó su regreso a Chile con el juicio pendiente.

“No creo que sea correcto explicar el cómo salí, quizás en algún momento cuando se termine todo este proceso no voy a tener problemas en explicarlo (…) Si me fugué eso está claro. Yo no tenía en poder mi pasaporte. Creo que va por ahí la cosa“, explicó a Canal 13.

Respecto a sus planes a futuro, Osiadacz indicó que quiere hacer charlas motivacionales que ayuden a la gente a hacerle frente a la adversidad.

“Porque si algo tengo claro, es que después de la tormenta siempre sale el sol, pero eso depende de uno, de la actitud con la que afrontas la vida”, contó.

Por último, el joven indicó que se siente muy agradecida con la gente que estuvo involucrada: su padre, hermana, familia y el abogado Jorge Boffil. También agradeció el apoyo emocional y económico de gente que no conocía.

“Sin todo ese apoyo, sin esa buena energía, no estaría aquí”, puntualizó.

Fuente: BioBioChile.cl

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