Este martes se vivió la segunda jornada de alegatos en el juicio contra Ana Julia Quezada, ciudadana dominicana que está acusada de haber asesinado a su hijastro Gabriel Cruz (8) en un lugar cercano a la ciudad de Almería, en España, en febrero de 2018. El caso ha conmocionado al país europeo en los últimos meses.
Esta jornada se llevó a cabo la declaración de la mujer, quien detalló lo que habría ocurrido esa tarde en una finca de la localidad de Rodalquilar. En la audiencia, Quezada reconoció que mató al menor luego que este la insultara.
Las declaraciones fueron tomadas por varios medios de comunicación de la península.
“Ángel se fue a trabajar, yo me hice un café, Gabriel se levantó y le pregunté si quería que le hiciera el desayuno, me dijo que sí y le hice un colacao y un bollo (tipo de pan). Se vistió él solo, no es cierto que le vistiera yo. Al levantarse le dijo a la abuela: ‘Qué ropa me pongo’. ‘La que te pusiste ayer’. Él salió a la calle y yo le dije: ‘Ponte una chaqueta que hace fresquito’. Se fue y regresó luego, y se volvió a marchar”, admitió en un comienzo.
“Luego comimos los tres. Macarrones con tomate y bonito (alimento de atún listado), creo. La abuela hizo algo rápido. Acabamos de comer y la abuela le dejó ir después de 10 minutos. Serían las tres y media. Lo vi antes de irse en la verja (reja). Yo estaba en la puerta de la casa”, dijo después.
“Llegamos a la finca. Él se baja y da vueltas por el jardín, yo quito la alarma y ventilo la casa. Luego entró Gabriel por la habitación del medio. Entra Gabriel con un hacha en la mano. Le digo: ‘Deja el hacha que te puedes hacer daño’. ‘Calla, que tú no me mandas, que eres fea, que yo no quiero que estés con mi padre, que yo quiero que mi padre se case con mi madre, vete a tu país’. Dijo: ‘Negra, fea, que te calles, que tú no me mandas…’. Y yo sólo quería que se callara, sólo quería que se callara…”, reconoció entre lágrimas.
“Yo le tapo la nariz y la boca, y de lo demás no me acuerdo (…) Cuando le solté le puse la mano en el pecho y ya no respiraba. Me quedé ahí un rato y después me puse a fumar como loca. Salía, entraba, no sabía lo que hacía. Veo una pala y decido hacer un agujero”, indicó.
Luego siguió: “Vuelvo a la habitación y decido quitarle la ropa, no sé muy bien por qué. Lo cojo de los dos bracitos, y lo llevo fuera al agujero (…) Yo no lo saqué con cuidado ni nada, simplemente le arrastré”.
“Fui a coger el hacha porque se le quedó una manita fuera a Gabriel… Le golpeé con la zona cortante. Creo que le di uno, con la cabeza girada, mirando a otro lado… No pude y ya le tapé con la tierra. Se veía un bulto y yo lo allané, lo emparejé”, aseveró.
“Mi intención era que se callara. No llamé a nadie porque no pude decírselo a nadie… Si yo llevé gente allí con la intención de contárselo… Al hijo de mi pareja, cómo se lo digo yo”, concluyó.
Quienes han seguido el caso indicaron que, a pesar del testimonio de Quezada, aún quedar cabos sueltos por esclarecer. Por lo pronto se cree que la mujer quiso envenenar un par de veces al niño, debido a que no habrían tenido una buena relación.
Junto con eso, la investigación de forenses asegura que el niño habría agonizado por una hora en el lugar, sin que la mujer le prestara ayuda.
La fiscalía exige una pena que presidio perpetuo para la mujer, cuya condena partiría en 25 años de cárcel que se irían prorrogando en el tiempo, según la legislación en España.
Cabe señalar que Gabriel Cruz desapareció el 27 de febrero de 2018 en la pequeña población de Las Hortichuelas, a pocos kilómetros de las paradisíacas playas del Cabo de Gata de Almería, después de haber estado en casa de su abuela.
Durante doce días se desplegó un dispositivo de búsqueda del pequeño, hijo único de padres separados, cuyo cadáver finalmente se encontró en el maletero del automóvil de Quezada con síntomas de haber sido asfixiado, según la documentación judicial.
Los investigadores sospecharon de la madrastra después de que fuera ella quien encontrara una camiseta del niño a cuatro kilómetros de donde desapareció, en una zona que ya había sido revisada en dos ocasiones.
El comandante de la Guardia Civil en Almería Juan Jesús Reina la describió en 2018 como “una persona con una frialdad máxima (…) posesiva, egocéntrica” y “bastante manipuladora”.
Si la desaparición del pequeño Gabriel y la desesperación de sus padres conmovió España, el presunto papel de su madrastra despertó coléricas reacciones contra ella.
El proceso debe alargarse hasta el 18 de septiembre y se celebrará a puerta cerrada a petición de los familiares del niño, que quieren minimizar la exposición mediática del juicio.
Fuente:BioBioChile.cl