La veterinaria Marga Gallego, que se hace cargo de los cuidados de Wolfie (nombre del perro), detalló a diario El Mundo que esta práctica es más frecuente de lo que parece en el mundo.
“A nadie le gusta hablar de zoofilia, pero es algo que existe”, indicó la profesional.
Según el citado medio, el perrito quedó con graves secuelas en su personalidad tras años de abusos. Actualmente, le cuesta relacionarse con personas y otros animales.
“No dejaba que te acercaras a su parte trasera. Aún hoy no le puedes lavar, ni cortar las uñas ni cepillar sin haberlo sedado antes, porque se pone muy agresivo. El trauma es tan grande que aún no está apto para la adopción”, explicó la veterinaria.
De acuerdo a la profesional, los animales que son víctimas de violaciones y abusos sufren el mismo daño psicológico que un humano.
“Hay veces que hay que intervenir quirúrgicamente los desgarros, pero el tratamiento es sobre todo emocional. Puede que no se lleguen a recuperar nunca de las secuelas psicológicas. Algunos llegan a morir por estrés”, concluyó Gallego.
Cabe señalar, según detalló el medio español, que el exdueño del can murió hace más de un año debido a una infección que sufrió en su pene.
Fuente: BioBioChile
