Más allá de discrepar o no respecto de ciertas posiciones e interpretaciones políticas, esta versión que dirige Jesús Urqueta (“Arpeggione”, “Prefiero que me coman los perros”), a partir de la obra del 2009 del gran dramaturgo argentino Roberto Cossa, tiene el gran valor de abordar una realidad muy poco conocida.
Leopoldo Pulgar Ibarra
Con el Plebiscito de 1988 y situaciones y políticos chilenos de la época como referencia, la obra entrega una mirada aguda sobre la actividad política contra la dictadura militar y empresarial, y cómo la lucha por la libertad afectó durante y después la relación de los protagonistas con sus familias.
“Cuestión de principios” penetra en ese espacio íntimo y anónimo que unió o separó a fuego a sus integrantes, además de afectar a las nuevas generaciones, política y humanamente.
En este debate están frente a frente un padre que reivindica la legitimidad e inevitabilidad del compromiso colectivo anti-dictatorial, y una hija que cuestiona los ideales de su progenitor desde el individualismo y que esgrime el abandono como una deuda pendiente.
Realidades y reflejos
Alejandro Goic y Amalia Kassai bosquejan este reencuentro familiar que alude a cómo el padre vivió esa inevitable dicotomía de compartir el amor entre una hija y la lucha por la libertad.
Él, antiguo revolucionario que decidió apoyar una salida electoral negociada con el gobierno de Pinochet, quiere que su hija periodista edite sus memorias.
Ella, mujer exitosa sin ideales políticos, exige que el libro que firmará como autora no se acomode a la selección de hechos que su padre consigna como valiosos.
Es en este trámite de leer, investigar y reflexionar sobre el contenido del borrador cuando se desata lo interesante del debate, mientras que las experiencias familiares se filtran por los orificios de la discusión.
Recuerdos de infancia, el temor a la represión y los afectos interrumpidos se entremezclan con la defensa o rechazo a las opciones políticas de hoy y del pasado.
El director resalta las legítimas dificultades de la joven para sentir o entender que las convicciones y el deber hacia el país, le impidiera disfrutar de su padre, junto con enrostrarle el fracaso de sus ideales.
Pero también valora la existencia de un espacio afectivo entre ambos que no se desborda en escena, dejando que los cuerpos hablen: más desvencijado el padre, pese a la defensa potente que hace, mientras que la joven, siempre a punto de atacar, denota una fragilidad que trata de esconder.
Sin dejar de subrayar que la oposición renunció a objetivos superiores durante el período pre plebiscitario por buscar una salida política urgente… determinando la supervivencia del sistema creado por la dictadura.
Buenas opciones son para el espectador que el director anuncie en pantalla los episodios de la obra, recurso sencillo que documenta los pasos de una propuesta compleja que apoya los pocos espacios escénicos, creados por la iluminación, el sonido y sólo dos sillas.
Y lo más relevante: rescata algunas formas de vida y lucha que se dan simultáneamente en tiempos oscuros y demuestra que nunca la razón habla tan bien como cuando el corazón lo siente.
Gam
Alameda 227, Santiago
Miércoles a sábado, 21.00 horas.
Entrada general $ 6.000; estudiantes y tercera edad $ 3.000. Hasta el 10 de noviembre.
Fuente: BioBioChile