Esta fiesta también es conocida como el “Regreso de la muerte”, ya que precisamente permite a las personas traer los cuerpos de sus antepasados desde las criptas familiares. Se celebra cada siete años entre los meses de junio a septiembre.
En concreto, la ceremonia consiste en envolver los restos de los muertos con telas blancas, sentarlos en una mesa junto a toda la familia y posteriormente bailar una danza que involucre a todo el grupo.
De acuerdo a un documental de History Channel, para los habitantes de la isla, los muertos, cuyos cuerpos aún no se han descompuesto, continúan en contacto con los vivos.
De esta forma las familias destinan gran parte de sus ahorros en el Famadihana, como una forma de demostrar a sus parientes fallecidos amor y respeto eterno.
El citado medio agrega que las familias destinan su dinero al sacrificio de animales y en invitar a la totalidad del grupo familiar, quienes comparten una cena que se extiende por cerca de cinco horas. En ese contexto, los ancianos explican a las nuevas generaciones la importancia de celebrar al difunto cuerpo.
Según la BBC, la decisión para llevar a cabo la fiesta Famadihana está ligada directamente con hechos sobrenaturales. Por ejemplo, si en un sueño un ancestro dice a uno de sus hijos que tiene frío, la celebración será más costosa.
Esta señal de frío obliga a toda la familia a realizar una celebración que debe extenderse, por lo menos, por un ciclo de tres días. Allí deberán estar invitados todos los familiares y habitantes del pueblo. El jolgorio tendrá que estar acompañado por grupos de música Mpihira Gasy y de Vako-Drazana.
Los costos de la ceremonia deben ser acordados entre los descendientes directos del muerto, quienes puedan deberán pagar una parte de ésta. Luego se realiza una fomba, la ceremonia mediante la cual se pide la opinión de los ancestros tras compartir “ron entre los vivos y los muertos”.
Posteriormente, deben ser los astrólogos de la familia quienes decidan el día y la hora del inicio y el final de todo el Famadihana.
History Channel destaca que esta festividad se origina a partir del siglo XVII, como una adaptación de las costumbres funerarias más antiguas en el sudeste de Asia.
En este sentido, las creencias Malagasi decían que las personas no están hechas de barro, sino que de los cuerpos de los propios antepasados, por lo tanto es de suma importancia valorarlos.
Asimismo creían que mientras los cuerpos no se descompusieran en su criptas, los muertos no dejaban a los vivos por completo y eran capaces de comunicarse con ellos.
De acuerdo con un reportaje de The New York Times, el Famadihana está en decadencia dentro de la cultura de Madagascar, ya que supone un gasto considerable para las familias. Ellos invierten en comida para los huéspedes (generalmente más de 100), ropa nueva para los vivos y sábanas de seda para los muertos.
Al mismo tiempo es considerada como una falta grave si la familia tiene suficientes recursos para realizar la fiesta y no la hacen. También es un acto de agravio juntar dinero por siete años para la celebración y no desarrollarla.
Cabe señalar que, dentro de Madagascar, los protestantes evangélicos son contrarios a esta práctica, por considerarla como sacrilegio. Sin embargo, la Iglesia Católica reconoce la tradición como un evento cultural, más que como un acto religioso.
Polémica por salud pública
Si bien este ritual puede considerarse como algo anecdótico, desde la perspectiva de quienes lo miran desde afuera, en los últimos años ha estado inmerso en la polémica debido a críticas por el cuidado de la salud de las personas.
Sin ir más lejos, en 2017 el gobierno de Madagascar prohibió a sus ciudadanos bailar en compañía de sus seres queridos difuntos debido a un brote de peste, que se extendió por la isla con cifras catastróficas.
De acuerdo a un informe de la agencia internacional de noticias Agence France-Presse, la temporada 2017 de esta ceremonia (julio a septiembre) concordó con el mayor foco de contagio de peste bubónica y neumónica que sufrió el país.
En este sentido, el ente gubernamental africano aseveró que se temió que la exhumación de cadáveres desde tumbas pudiera conducir a la propagación, mucho más alta, de esta enfermedad mortal.
“Si una persona muere a causa de la peste pulmonar, y luego su tumba se abre para celebrar el ‘famadihana’, la bacteria aún puede transmitirse y contagiar a aquellos que estén en contacto con el cuerpo”, explicó en la oportunidad el jefe del Ministerio de Salud, Willy Randriamarotia.
No obstante, y pese a todo lo que se dijo, los habitantes no suspendieron ninguna actividad de Famadihana, sin importar que los contagios por peste dejaron cifras alarmantes en aquellos tres meses del año pasado.
De acuerdo al informe que entregó RT Noticias, hacia finales de agosto de 2017 el brote dejó 124 muertos y el número de personas infectadas superó las 1.100 en todo el país.
A la advertencia del gobierno de Madagascar se sumó un lapidario informe de las Naciones Unidas, el cual entregó relación directa al brote de peste con la práctica de “bailar junto con los muertos”.
La organización internacional agregó que el mencionado país no contaba con las condiciones óptimas en su sistema de salud pública para tratar casos de peste bubónica y neumónica, la cual puede ser mortal dentro de los primeros dos días, desde la infección.
Como medida extrema, el gobierno del país africano obligó a las personas a enterrar a los familiares fallecidos en mausoleos cerrados y anónimos, dejando de lado las tumbas comunes que puedan abrirse años más tarde.
Sin embargo, estas determinaciones fueron ignoradas por la población hace un año, ya que muchos perseveraron en la idea de realizar una fiesta a sus muertos.
Cabe señalar que, según datos del Informe sobre Desarrollo Humano 2016, Madagascar posee un Producto Interno Bruto 40.055 millones de dólares, situándose en el lugar de países con un desarrollo social bajo.
En cuanto a la religión presente entre la sociedad, el informe detalla que un 45% profesa el cristianismo, entre los que destacan el catolicismo y las religiones evangélicas más tradicionales.
En este sentido, las cuatro denominaciones cristianas más presentes son la Católica Romana, la Iglesia de Jesucristo en Madagascar, la iglesia Luterana y la Anglicana.
Por otra parte, el Islam tiene una presencia real del 7% del total del país. El resto de los credos se divide entre religiones únicas de cada región del país.
Fuente: BioBioChile