Por la unanimidad de sus cinco consejeros, el Banco Central resolvió subir a 2,75% la tasa de interés de política monetaria (TPM) que se había mantenido en 2,5% en los últimos 17 meses. Se trata de la primera alza de tasa desde diciembre de 2015.
La actividad minera tuvo retrocesos explicados por factores puntuales en algunas faenas, mientras que el resto de los sectores ha evolucionado de acuerdo a lo proyectado en el último Informe de Política Monetaria (IPoM), sostuvo el Banco Central en su comunicado. Destaca que la inversión, especialmente en maquinaria y equipos, continúa liderando el gasto interno y se observa un “buen desempeño” del consumo durable, así como un dinamismo del empleo y las remuneraciones, mayor del que sugieren las encuestas.
Y si bien reconoce que el IPC de 0,3% en septiembre fue levemente menor a lo previsto, explica que se debió a factores puntuales. En este sentido, destaca que la inflación se ubicará en torno a 3% en los próximos trimestres.
El alza de tasa estaba internalizada en los precios de activos financieros como los swaps , pero tenía divididos a los analistas, pues la mayoría esperaba que fuera en la reunión de diciembre.
El BCI había proyectado esta alza. Para el economista jefe del banco, Sergio Lehmann, las señales en esa dirección que había dado la autoridad eran bastante claras, desde el último IPoM, hasta la minuta de la reunión de septiembre donde se indicaba la necesidad de adelantar el proceso de normalización monetaria; que las holguras estaban prácticamente cerradas con una economía creciendo por sobre su potencial y que habría un proceso gradual hasta alcanzar una tasa neutral en 2020.
“El próximo año, la economía crecería en torno a 3,4%, por lo que amerita iniciar el proceso de alza para evitar presiones inflacionarias que podrían manifestarse en los próximos meses o trimestres”, enfatiza el economista.
Podía esperar a diciembre
A Patricio Rojas, socio de la consultora Rojas & Asociados, no le sorprendió la decisión porque tanto en el IPoM de septiembre, como a través de las recientes declaraciones del presidente del Banco Central, Mario Marcel, se evidenciaba un compromiso con la adopción de esta medida. Lo que sí le sorprende, es que haya sido por unanimidad porque, en su opinión, los números permitían esperar hasta diciembre.
Alude a la evolución del mercado laboral, con baja creación de empleo, salarios nominales que se vienen desacelerando en el año y salarios reales levemente negativos; una economía que se desacelera el tercer trimestre y que crecerá este año más cerca del 4%, que del 4,5% que proyectó el Banco Central.
Con todo, Rojas dice que el movimiento de la tasa es un tema marginal o de sintonía fina, ya que hay consenso en que la TPM debía subir en octubre o en diciembre porque la economía está teniendo algo más de tracción. “El punto es que los números permitían esperar a diciembre, pero el BC estaba jugado en sus declaraciones y con un IPoM mucho más optimista de lo que está aconteciendo”, señala.
Su lectura es que en su decisión, el Consejo también debió sopesar que había dado señales de alza y seguirla posponiendo podría afectar la credibilidad del Banco Central.
Énfasis en la gradualidad
Más allá del alza de ayer, a los analistas les llamó la atención el énfasis que puso el Banco Central en la gradualidad que tendrá el proceso de aumentos de tasas. “Teniendo presente que, en el escenario base del IPoM, la tasa de política monetaria convergerá a su nivel neutral en el 2020, un inicio oportuno de este proceso permite proceder con gradualidad y cautela”, dijo el Central en su comunicado.
Con ello, los analistas descartan que haya un nuevo aumento de la TPM en diciembre, por lo que el próximo incremento ocurriría en 2019. Incluso, los analistas discrepan en si alza será en el primer o segundo trimestre del próximo año.