El sábado 25 de agosto el arzobispo Carlo Maria Vigano, exembajador del Vaticano en Estados Unidos, acusó -mediante una carta- a Francisco de anular sanciones impuestas contra Theodore McCarrick, un cardenal estadounidense culpado de “comportamiento gravemente inmoral”.
La misiva de 11 páginas, donde se pide la dimisión de Francisco, se hizo pública en el segundo día de una corta visita del Papa a Irlanda, país donde el tema de los abusos sexuales en el seno de la Iglesia ocupa especialmente la esfera mediática.
El domingo, Francisco imploró el “perdón de Dios” por las agresiones sexuales cometidas en la nación irlandesa por sacerdotes católicos y luego emitió un mensaje similar por medio de su cuenta de Twitter.
Pido a nuestra Madre Santísima que interceda por la sanación de todas las víctimas que han sufrido abusos de cualquier tipo y que confirme a cada miembro de la familia cristiana en el firme propósito de no permitir nunca más que estas situaciones ocurran.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) August 26, 2018
Vigiano acusa a Francisco de encubrimiento, afirmando que Benedicto había impuesto sanciones canónicas contra el cardenal McCarrick a finales de los años 2000: el prelado debía dejar el seminario donde vivía, evitar cualquier contacto con el público y vivir una vida de penitencia.
La decisión se habría tomado varios años después de los informes de dos exembajadores del Vaticano en Washington, actualmente fallecidos, que hablaban de su “comportamiento gravemente inmoral con seminaristas y curas”.
Vigano dijo que, cuando llegó como embajador a Washington, escribió en 2006 una primera nota sobre McCarrick a su superior en Roma, donde sugería incluso “un tratamiento médico” contra él.
El arzobispo Vigano cuenta que Francisco le preguntó, poco después de asumir el cargo, en junio de 2013, sobre la personalidad de McCarrick. Sin embargo, según él, el papa argentino habría preferido ignorar sus advertencias y había anulado de hecho las sanciones de su predecesor.
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El papa Francisco aceptó finalmente en julio la dimisión del colegio de cardenales del estadounidense Theodor McCarrick.
El sector que mantiene su apoyo a Francisco, sostiene que toda esta polémica no es más que un ataque orquestado por sus enemigos ultraconservadores.
Vigano, actualmente jubilado, no es nuevo en ese tipo de escándalos. En 2011 fue uno de los que hizo estallar el escándalo de “Vatileaks” por filtración de documentos reservados de la oficina de Benedicto XVI.
Silencio
“No diré ni una palabra sobre eso. Creo que el comunicado habla por sí solo”, declaró el domingo el pontífice, al ser preguntado sobre el tema en el avión que lo llevaba de vuelta a Roma tras su visita a Irlanda.
“Leí esta mañana ese comunicado”, declaró el Papa a los periodistas que lo acompañaban, en alusión a la carta. “Lean atentamente el comunicado y juzguen ustedes mismos”, dijo.
“Ustedes tienen la capacidad periodística suficiente para sacar conclusiones. Es un acto de confianza. Cuando pase un poco de tiempo y ustedes tengan las conclusiones, quizá hablaré, pero me gustaría que su madurez profesional haga su trabajo. Eso les hará realmente bien”, aconsejó a los periodistas.
Chile
Viganó, del ala más conservadora de la iglesia, cuestionadora del pontífice y de la homosexualidad, acusó al papa también de haber protegido en Chile a Francisco Javier Errázuriz y a Ricardo Ezzati.
Helmut Kramer, una de las víctimas de abuso sexual en nuestro país, dijo que las acusaciones no lo sorprenden, recordando que en Argentina, Jorge Mario Bergoglio ya fue apuntado como encubridor.
Los dichos de Kramer se remontan al período de la dictadura militar trasandina, años en que Francisco fue líder de la congregación jesuita argentina.
En esta etapa de su país natal, el actual papa es acusado de haber guardado silencio y de retirar la protección de su orden religiosa a dos sacerdotes capturados por unidades represoras, Orlando Yorio y Francisco Jalics. Hechos que para algunos son buena parte de sus excusas para no visitar Argentina durante sus más de 5 años de investidura.
“Es un jefe de Estado que está siendo abiertamente cuestionado a nivel mundial y por la categoría que él representa, él debe aclararlo, él no debe callar. La Iglesia Católica en este momento está siendo cuestionada y no sabe dar respuestas”, lamentó Kramer.
Juan Carlos Cruz, una de las víctimas del cura Fernando Karadima, quien tuvo la oportunidad de reunirse con el Papa a propósito de los casos chilenos, consideró que esta es una pelea interna del Vaticano por el poder.
Aseveró además que, más allá de eso, es importante que el Papa actúe rápido sacando a los obispos que en Chile son apuntados como encubridores de abusos sexuales.
Fuente: BioBioChile