Las periodistas Elizabeth Subercaseaux y Raquel Correa realizaron una serie de entrevistas a Augusto Pinochet en 1989, tras el plebiscito realizado el año anterior. Dentro de aquellas conversaciones, que se reviven en el libro “Ego Sum Pinochet”, la reportera que aún sigue viva cuenta que le sorprendió el llanto del dictador cuando le preguntaron por su amante.
La periodista chilena Elizabeth Subercaseaux reveló anécdotas de las diversas entrevistas que realizó al dictador Augusto Pinochet tras el plebiscito de 1988.
En conversación con El País, la también escritora señaló que al extimonel del Ejército lo sacaba de sus casillas el tema de los Derechos Humanos.
“Golpeaba en la mesa y volvía a decir que estábamos en guerra, etcétera. Pinochet tenía los ojos azules y cuando le ponías el tema de los Derechos Humanos se le endurecían todos los nervios del cuello, se ponía como rojo y los ojos se le tornaban amarillos”, sostuvo.
Asimismo, comentó que tenía gestos “caballerosos” con las mujeres, pero que en realidad siempre fue un “gran mentiroso” con los reporteros.
“Sostuvo todo su gobierno en una mentira. Primero, de que estábamos en guerra, cuando no estábamos en guerra con nadie. Y segundo, de que el gobierno de la Unidad Popular iba a hacia una dictadura comunista”, explicó Subercaseaux.
Subercaseaux: “Pinochet se puso a llorar cuando le preguntamos por su amante”
La profesional de 78 años asegura que, junto a Raquel Correa, se pasaron más de una década pidiendo una entrevista a Pinochet. Sin embargo, esta sólo llegó después de que el “No” triunfara en las urnas.
Según relata, el exmilitar tenía una amiga que fue compañera de Correa en la Universidad de Chile y, posiblemente, fue ella quien lo aconsejó de darles una oportunidad.
Las periodistas le pusieron ciertas condiciones al dictador, como que sólo podían estar ellos tres y que, en caso de querer revisar el texto posteriormente, tenía que hacerlo ante ellas.
Dentro de las sesiones que tuvieron, hubo un hecho que Subercaseaux todavía recuerda. “Le preguntamos por su amante. Ahí se puso a llorar. Por eso digo que era una persona más o menos compleja”, detalló.
“Si me hubieras dicho antes de ese día que se iba a poner a llorar, habría creído que te volviste loca. Obviamente él amó a esa mujer, Piedad Noé”, agrega la reportera.
Tras ello, esperaron que el golpista se secara las lágrimas y él les advirtió que no podían publicar aquel momento en el libro que pretendían escribir.