El síndrome del impostor es un trastorno cada vez más frecuente entre quienes se encuentran laboralmente activos: 7 de cada 10 trabajadores han mostrado “síntomas”. Si bien podría presumirse que afecta sólo a personas inseguras, también lo padecen quienes son perfeccionistas, individualistas o tienen metas muy altas.
Puede que a usted le haya sucedido, o bien lo detectó en un familiar o compañero de trabajo: el sentir que los logros en lo laboral -como realizar las tareas con excelencia, conseguir un ascenso, aumento de sueldo o reconocimiento- sólo ocurrió “por azar” o por algo “del momento”; sin convencerse de que se debió a los méritos, capacidades o esfuerzo.
Ese “detalle” podría ser una primera señal de que se padece del “síndrome del impostor”, un trastorno que afecta mayormente a quienes están activos en el mundo laboral.
El término fue definido a fines de los años 70′ por dos psicólogas clínicas (Pauline Clance y Suzanne Imes) que durante años atendieron a personas estables (y muchas veces exitosas) en lo laboral y académico, pero que no se describían a sí mismas como “buenas” o “felices” en esos ámbitos; y vivían con una constante sensación de insatisfacción.
Si bien podría presumirse que el “síndrome del impostor” afecta sólo a personas inseguras, también es frecuente en quienes son perfeccionistas, individualistas o con metas muy altas y que siempre se “torturan” pensando que lo que salió “bien” pudo haber sido aun “mucho mejor”.
Cómo se manifiesta el síndrome del impostor
Verónica Garrido, gerente general de Teamclass, división de capacitación de la empresa de gestión de personas Teamwork, explicó a BioBioChile que el síndrome del impostor se manifiesta en la inseguridad persistente de los conocimientos y dudas acerca de los logros o habilidades, a pesar de contar con evidencia objetiva de sus competencias.
También en el “sentir que solo se llegó donde está por un golpe de suerte y no por sus habilidades o capacidades, a pesar de tener evidencia de sus logros, como títulos académicos, reconocimientos. Se tiende a atribuir el éxito a factores externos, minimizando su propia capacidad y esfuerzo”.
Señales que alertan que algunos compañeros de trabajo podrían sufrir síndrome del impostor
“Hay que tener en cuenta que este síndrome tiene causas que afectan directamente con el concepto que se tiene sobre sí mismo, es decir, influyen temas de baja autoestima e inseguridades que tiene la persona, que la llevan a tener una mayor autocrítica o mayor exigencia”, partió explicando la gerente general de Teamclass.
Por ende, las señales en el trabajo que se pueden presentar en una persona con este síndrome son “el temor o constantes dudas, autoexigencia, miedo al fracaso, miedo al despido (constantemente cree que lo desvincularán), miedo a los cambios o a un ascenso, ya que no se siente merecedor de esta mejor posición”.
En general, el trabajador posee constantemente una invalidación hacia si mismo, hacia sus logros, respecto sus competencias.
“Existe discrepancia en lo que siente con su valía real, no se aceptan los logros como propios, es decir, cuando se tienen, lo justifican argumentando un factor externo, como por ejemplo ‘tuve suerte’, ‘no estoy a la altura’, o ‘el otro candidato falló, por eso destaqué””, puntualizó la gerente general de Teamclass.
Son compañeros más inhibidos, desconfiados, temerosos a lo que puede pensar el resto, a la crítica. Son compañeros que se quedan realizando tareas más tiempo del debido para no provocar malestar de sus superiores o críticas de sus pares.
Si tienen dudas se las guardan para no mostrar su “desconocimiento” o dejar ver su “ignorancia” hacia algún tema.
Muchos de esos trabajadores, además, sienten la necesidad de aislarse, para que nadie descubra su “secreto”.
“Hay muchas personas que acceden a puestos por privilegios, amigos, familia, colegio, etc, pero no importa el cómo se ingresa, sino lo importante es qué haces con lo que sabes”, complementó la experta.
“Más frecuente en las mujeres”
Garrido también indicó a BioBioChile que el síndrome del impostor “es algo más frecuente entre las mujeres”.
Según un estudio encargado por Access Commercial Finance en Reino Unido, dos tercios de las mujeres consultadas lo habían experimentado alguna vez en sus vidas.
Eso puede deberse a barreras estructurales y culturales, dijo la experta, “como el sesgo de género, que puede socavar la confianza en sus propias habilidades o logros o en entornos profesiones donde han sido históricamente subrepresentadas”.
Cómo las empresas pueden enfrentar el síndrome del impostor en sus trabajadores
La gerente general de Teamclass entregó algunas sugerencias para que las empresas puedan enfrentar este tipo de casos en sus colaboradores.
“Son recomendables las terapias para reducir la ansiedad, para así trabajar el concepto de si mismo, realizar una reestructuración cognitiva, entre otros. Las redes sociales fomentan sin lugar a dudas este síndrome, en el sentido de establecer una cultura del éxito, lo cual incentiva la sobre exigencia y las inseguridades”, opinó.
En las empresas, dijo, es importante fomentar el entrenamiento en distintas habilidades y los programas de mentoring para los trabajadores, fomentando el sentido de pertenencia y el relacionamiento con el resto.
Además, precisó que es importante que las organizaciones desarrollen y potencien el talento, “impulsando aquellas habilidades que no se enseñan en la universidad”.
“Los programas de coach generalizados en el mundo han aportado a sacar a flote a las soft skills y a valorizar a las personas”, sostuvo Garrido.
Finalmente, otras recomendaciones -en este caso para los trabajadores- son el “centrarse en los propios logros, aprender del pasado, hablar con colegas sobre el tema, ver a ídolos o personas que admiran en su totalidad con sus defectos y virtudes, con sus éxitos y fracasos”.
Fuente: BioBioChile