Las mujeres mayores de 18 años fueron quienes más hicieron uso de esta ley.
Un total de 503 personas cambiaron el orden de sus apellidos en el Servicio de Registro Civil e Identificación de la Región de Atacama, esto tras un año de la implementación de la Ley 21.334 que facultó a esta entidad estatal para modificar el orden de los apellidos administrativamente.
Así lo informaron, el Seremi de Justicia y Derechos Humanos de Atacama, Tomás Garay Pérez y la directora regional del Servicio de Registro Civil e Identificación, Lucy Cepeda Acevedo, quienes destacaron que del total de las tramitaciones para el cambio de orden de apellidos, 473 corresponden a personas mayores de edad; 284 de ellos son mujeres y 189 son hombres. Los menores de 18 años fueron 30, para ello sus padres debieron presentar la solicitud en común acuerdo.
La directora regional del Registro Civil, Lucy Cepeda Acevedo, además informó que 269 recién nacidos fueron inscritos con el apellido de su madre primero, de un total de 3.136 registrados en la región durante este año de entrada en vigencia de la norma.
Respecto a los alcances de la ley, Lucy Cepeda indicó que otro hito que se cumple a un año de entrada en vigencia de la normativa fue el establecido en la ley, “referente a que solo hasta el 11 de enero del año 2023, los hijos e hijas menores de edad ya inscritos, podían modificar el cambio de orden de sus apellidos a través de la solicitud de ambos progenitores en acuerdo. Si esto no fue realizado, deberán esperar hasta cumplir 18 años de edad”, precisó.
Junto a ello, la directora regional recordó que la Ley 21.344 permite que padres y madres al momento de la inscripción del primer hijo o hija recién nacido puedan elegir el orden de los apellidos de mutuo acuerdo, promoviendo con esta decisión la igualdad de género.
Según explicó el Seremi de Justicia y Derechos Humanos, Tomás Garay “esta ley permite avanzar en igualdad de género, promoviendo un cambio cultural importante en nuestro país y ha posibilitado que en nuestra región más de 500 personas eligieron el orden de sus apellidos, mayoritariamente mujeres que buscaban reconocer la importante labor que realizaron sus madres y resignificar la importancia de sus progenitoras en la construcción de su identidad individual, familiar y porque no también colectiva, al avanzar hacia el reconocimiento del legado materno, muchas veces invisibilizado”.
Fotografía referencial.