Lo primero que echó en su maleta, fue la camiseta de su amado Cobresal.
Laura Rojas tiene 25 años, es hija y nieta de minero, nació y creció en El Salvador, es fanática de Cobresal y de su amada tierra. Es además una mujer generosa, que no dudó ni un minuto cuando le ofrecieron realizar trabajos voluntarios a la provincia de Sofala, ubicada en la zona central de Mozambique, pues a ella le gustan los grandes desafíos. Por esto, lo primero que echó en su maleta, fue la camiseta de su amado Cobresal.
Laura forma parte un programa de emergencia liderado por la Fundación Fútbol Más, en conjunto con la Unicef, luego que un voraz ciclón arrasara con ese lugar de África. Enseña a más de 3.000 niños el fortalecimiento de los procesos de resiliencia a través del juego y del deporte.
Mauricio Palma, director de Comunicaciones y Comunidades de Codelco Salvador señaló que “el espíritu solidario de Laura, es el espíritu de muchos hijos de esta tierra que están diseminados por todo el mundo. Son los mejores embajadores de El Salvador y eso nos pone muy contentos, en este proceso de refundación que está viviendo el campamento minero”.
Laura está contenta. Su ciudad una vez más se niega a morir. Repasa su infancia en el desierto más árido del mundo, los juegos en la Escuela N°1 y en el Liceo Diego de Almeida. Tiene vivo en su paladar una exquisita pichanga caliente, o las memorables Copa O’Higgins o el Campeonato del Minero.
Porque ella bien lo sabe: esté en El Salvador o en Mozambique, el arraigo con esta tierra no se olvida jamás. E irá con su camiseta de Cobresal donde sus sueños y generosidad la lleven. Pues Laura Rojas también es parte de la riqueza humana que por décadas ha entregado a Chile el mineral de El Salvador, una ciudad que renace de la mano del Rajo Inca.