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El Queísmo y el Dequeísmo

“Me alegro de que estén leyendo esta columna”.  ¿Está bien escrita esta pregunta? ¿No debería acaso suprimirse el “DE” y decirse:  “Me alegro que estén leyendo esta columna?

                  Para responder ambas preguntas, hablemos antes acerca del queísmo y del dequeísmo.

EL DEQUEÍSMO:

Es un vicio de dicción consistente en la adición indebida de la preposición “DE” antes del vocablo “QUE”.  Es socialmente reprochable.  Todas las frases siguientes incurren en dequeísmo y están mal escritas:

–         Pienso DE que deberías marcharte.  La frase correcta es “Pienso que deberías marcharte”.

–        Yo opino DE que tres son suficientes.  La frase correcta es “Yo opino que tres son suficientes”.

Como ya se indicó es socialmente mal visto el dequeísmo.  Empero, por ultracorrección muchas veces caemos sin saberlo en otro vicio de dicción:  el queísmo.

EL QUEÍSMO:

                  Es todo lo contrario al anterior.  Consiste en la supresión indebida de la preposición “DE” antes del vocablo “QUE”.  Si bien es socialmente aceptable, constituye un error de construcción gramatical.

                  Piense en las siguientes frases:

–        Me percaté que alguien me venía siguiendo.

–        Me acabo de dar cuenta que es tarde.

Ambas frases son erróneas.  Inconscientemente damos por hecho que están bien dichas, puesto que por ultracorrección tendemos a creer que toda oración en la que se usa la construcción gramatical “DE QUE” está mal dicha.  Sin embargo, las oraciones correctas son “Me percaté DE que alguien me venía siguiendo” y “Me acabo de dar cuenta DE que es tarde”.

No es motivo de esta columna entrar en mayores detalles o de explicar con tecnicismos gramaticales o morfosintácticos por qué en estas frases incurrimos en un error llamado “queísmo” o por qué suprimimos indebidamente la preposición “DE”, siendo forzoso e imperativo su uso en ellas.  Solo baste señalar que parece ilógico a primera vista concluir que la frase “Me acabo de dar cuenta DE que es tarde” esté redactada en forma correcta.  Y esto es así, puesto que conspicuos periodistas y masivos medios de comunicación incurren en el vicio de “queísmo”.

La pregunta es:  ¿Cómo saber cuándo debe usarse la preposición “DE” y cuando no?  La respuesta es sencilla.  Transforme la oración o frase afirmativa en pregunta o interrogación.  Si la pregunta no tiene sentido del modo en que ha sido formulada, usted sabrá si corresponde el uso o no de la preposición “DE”.

Por ejemplo no tiene sentido preguntarse:  “¿De qué pienso yo?”  Pero sí tiene sentido  preguntarse “¿Qué pienso yo?”  Por tanto, la frase correcta es “Pienso que deberías marcharte”.

Tampoco tiene sentido preguntarse: “¿Qué me percaté yo?”, pero sí tiene mucho sentido preguntarse:  “¿De qué me percaté yo?”.  Ergo, la frase correcta es:  “Me percaté DE que alguien me venía siguiendo”.  Ningún sentido tiene preguntarse:  “¿Qué me acabo de dar cuenta?”, pero mucha lógica tiene inquirir:  “¿De qué me acabo de dar cuenta?”  Por tanto, la oración correcta es:  “Me acabo de dar cuenta DE que es tarde”.

Volvamos a la pregunta del inicio de esta columna.  Con el verbo “alegrar” o “alegrarse” ocurre algo particular.  Podemos incurrir en vicio de queísmo o dequeísmo según sea cómo lo utilicemos.

                  El verbo “alegrar” puede usarse en forma reflexiva o transitiva.  Cuando se usa en forma reflexiva debe siempre anteponerse la preposición “DE” antes del vocablo “QUE”.  Cuando se usa en forma transitiva no debe usarse la preposición “DE”.

                  Vamos a explicar con peras y manzanas esto que parece tan complejo.

                  En las siguientes frases se usa el verbo “alegrar” en forma reflexiva:

–         (Yo) Me alegro de que hayas venido.

–        (Tú) Te alegraste de que fuera feriado.

–        (Nosotros) nos alegramos de que hayas venido.

Fíjese que en todas las frases el verbo “alegrar” concuerda en su conjugación con el pronombre:  Yo me alegro, tú te alegraste, nosotros nos alegramos.

Las mismas frases redactadas con el verbo alegrar en transitivo leen así:

–         ( A mí) Me alegra que hayas venido.

–        (A ti) Te alegró que fuera feriado.

–        (A nosotros) Nos alegra que hayas venido.

Fíjese que resulta curioso que en estas frases el verbo permanece inmóvil cualquiera sea el “sujeto”:  (A mí me alegra, a ti te alegra, a nosotros nos alegra, a ellos les alegra /  A mí me alegró, a ti te alegró, a nosotros nos alegró…)

Pero volvamos al tema de la pregunta-salvavidas.  (Y digo “salvavidas” pues nos evitará  incurrir en un yerro al hablar o al escribir).

¿Tiene algún sentido preguntarse?  “¿Qué me alegro yo?” Claramente ninguno.  Pero sí tiene mucho sentido preguntarse “¿De qué me alegro yo?”.  Ergo, la frase correcta es:  “Me alegro de que estén leyendo esta columna”.

Tiene algún sentido preguntarse:  “¿De qué me alegra?”  Ninguno.  Pero mucha lógica tiene preguntarse:  “¿Qué me alegra?”  Por tanto la frase correcta es:  “Me alegra que estén leyendo esta columna”.

                La próxima vez que se encuentre con alguien y esa persona le diga que está bien, respóndale:  “Me alegro DE que estés bien” o “Me alegra que estés bien”.  Pero nunca le diga:  “Me alegro que estés bien”.

Quizás a pocas personas les interese el correcto uso del lenguaje.  Tal vez para muchos sean detalles insignificantes.  Lo cierto es que hasta las prendas de vestir que usamos están unidas mediante pequeñas puntadas o costuras.

De pronto me despido de todos ustedes.  Me alegro DE que hayan leído esta columna. De verdad, me alegra que se hayan dado el tiempo.

Por este motivo, me despido de todos ustedes con mucha alegría.

Víctor Manuel Santana Escobar

Juez de Garantía de Copiapó

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