En los últimos años hemos presenciado en el sector minero y, en general, en el de los recursos naturales, la judicialización de proyectos, los que no solo significan la paralización de los mismos, si no que el cierre en algunas oportunidades.
Lamentablemente, cuando los casos llegan a los tribunales de justicia, se transforman en largos tiempos de espera; tiempo que para un proyecto como el de las características de uno minero, es tremendamente valioso y que podría determinar el éxito del mismo.
Así, la instancia de acceder a mediaciones, en la que participen profesionales expertos en los temas, en este caso minero, energético ambientales y, por ejemplo, de comunidades, es primordial y da mayor certeza de un final exitoso al arbitraje.
Para llegar a buen puerto en estos aspectos, es importante contar con profesionales idóneos, con personas que conozca el proceso y desarrollo de las partes involucradas; que hablen el mismo lenguaje y que cuenten con las capacidades de conciliación entre las partes.
Uno de los estados más importantes en la convivencia humana y, por ende, en todas las instancias de la sociedad, incluidas las económicas, es el diálogo, herramienta de gran relevancia como facilitador del éxito de los conflictos, y por ello, de los proyectos.
Según el Instituto Nacional de Derechos Humanos, Chile es uno de los países del mundo con más conflictos ambientales por habitante (CNID, 2017), ante ello, la opción de la mediación permite que las partes sean los protagonistas de sus acuerdos, con el respaldo de profesionales expertos en esos tópicos y con trayectoria en temas de recursos naturales.
Ante ello creemos importante privilegiar la generación e instauración de servicios de DRB (Dispute Resolution Board) en proyectos y/o procesos mineros, energéticos y otros.