El 3 de marzo de 2020 se confirmó el primer caso positivo de COVID-19 en nuestro país y, desde entonces, los chilenos y millones de personas alrededor del mundo han vivido en primera persona las particularidades del confinamiento producto de la pandemia.
Desde pasar meses sin poder ver a nuestros seres queridos, hasta cambiar la manera en que nos contactamos y relacionamos, nadie ha quedado indiferente al desarrollo de la epidemia y la forma en que ha impactado nuestro diario vivir.
Precisamente, uno de dichos impactos tiene relación con la calidad de nuestra salud mental, la cual se ha visto afectada por el hecho de estar confinados y con temor a contraer el virus. Si bien la mayoría de las personas han podido adaptarse de alguna u otra forma a esta “nueva normalidad”, hay quienes han vivido esta situación de forma límite, sufriendo afecciones mentales que deterioran su bienestar y ponen a prueba su capacidad de enfrentar la cuarentena.
Salud Mental en Chile y Covid
De acuerdo al estudio “Termómetro de la salud mental en Chile”, desarrollado por la Universidad Católica en conjunto con la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) y publicado en agosto, la pandemia de Covid-19 ha tenido un considerable impacto en la salud mental de los chilenos.
Además, un 49,4% de los participantes indicó que su estado de ánimo es “peor o mucho peor” que desde el inicio de la pandemia, mientras que un 54,8% afirmó sentirse más agobiado y tensionado. Un 48,9%, en tanto, reconoció que las preocupaciones actuales le han hecho perder más sueño del habitual.
El miedo a tocar y ser tocado
En este contexto, no es de extrañar que los padecimientos de ciertos trastornos como la fobia social, la hipocondría, la nosofobia -temor enfermizo a caer enfermo- y la agorafobia -miedo irracional a los lugares públicos- se hayan disparado. Sin embargo, dentro de estos desórdenes hay uno que llama la atención por su relación con el distanciamiento social y la posibilidad de contraer el virus: hablamos de la hafefobia, el miedo a tocar y ser tocado.
Los individuos que sufren este trastorno experimentan un miedo extremo en escenarios en los que el contacto físico forma parte de la interacción con los demás. “Situaciones tan cotidianas como abrazar a otros, saludar con besos o un apretón de manos les genera una elevada ansiedad incluso con personas que puedan ser de confianza como amigos o familiares”, agregó el medio especializado Psicoglobal.
En los casos más extremos, estas situaciones pueden llegar a generar tal nivel de ansiedad que quienes lo padecen evitan situaciones en las que anticipan posibles contactos físicos, pudiendo llegar a aislarse completamente del resto.
¿Cuáles son sus síntomas?
Como todas las fobias, la hafefobia presenta sus síntomas en tres niveles:
Síntomas cognitivos: en este nivel se experimentan pensamientos negativos y catastróficos en torno al estímulo de tocar o ser tocado, como pensamientos irracionales, dificultades de concentración o miedo irracional.
Síntomas físicos o fisiológicos: en este nivel la sintomatología es fundamentalmente física, pudiendo provocar taquicardia, hiperventilación, sudoración y sensación de mareo, entre otros.
Síntomas conductuales: en este nivel encontramos las conductas que la persona adopta para lidiar con la situación y con su propia ansiedad, como la evitación del estímulo que genera la fobia.
¿Cuáles son sus causas?
Los expertos de Cláritas mencionan que la hafefobia puede tener diferentes causas. En ocasiones es un evento concreto el que la desencadena. En otros casos surge por el aprendizaje vicario, el cual ocurre al observar el comportamiento de otros individuos y ver sus resultados, lo que permite al observador extraer una conclusión sobre el funcionamiento de algo y qué conductas son más útiles o dañinas.
Lo cierto es que, una vez inmersa en este trastorno, la persona poco a poco empieza a evitar el estímulo que le genera miedo o malestar, lo que genera que el temor al estímulo vaya aumentando.
¿Cómo superar la hafefobia?
De acuerdo a Cláritas, las personas afectadas por este trastorno deberán iniciar un tratamiento psicológico cuyo objetivo principal será conseguir que el individuo pueda superar su miedo al contacto físico, de modo de mejorar su calidad de vida. Para conseguirlo, la terapia propuesta por los expertos madrileños es la desensibilización sistemática, es decir, exponer de forma gradual al individuo al estímulo que le genera malestar.
De forma previa, no obstante, el especialista a cargo del tratamiento deberá detectar el o los motivos por los cuáles el individuo ha desarrollado la fobia y trabajar con los pensamientos y emociones asociadas.
– Tratar de identificar y abordar la raíz del problema.
– Utilizar técnicas de relajación, respiración o meditación.
– Exponerse de manera gradual al contacto con los demás.
– Marcarse pequeños objetivos alcanzables y lograr un progreso gradual.
Por su parte Sara Montejano, psicóloga general sanitaria y fundadora de PsicoGlobal, el tratamiento idóneo para este padecimiento es la terapia cognitivo conductual, la cual busca modificaciones en los tres niveles de la ansiedad.
Fisiológico: a través de técnicas de relajación para que la persona pueda controlar y modular la hiperactivación que se genera en las situaciones de ansiedad.
Cognitivo: las técnicas de reestructuración y de gestión del pensamiento negativo, permitirán a la persona controlar los pensamientos que activan los miedos y desencadenan el proceso de ansiedad.
Conductual: con técnicas de exposición, la persona consigue poco a poco vencer su miedo acercándose con seguridad al estímulo fóbico.
Finalmente, Montejano aconseja a quienes pudieran estar afectados por la hafefobia: “Si sientes que estás desarrollando un miedo al contacto con los demás, que te paraliza y que está haciendo que tu vida se complique, o si este miedo te está limitando en tu día a día, recuerda que hay solución y que la terapia te puede ayudar a superarlo“.
Fuente: BioBioChile