Muchos meses han pasado desde el inicio del confinamiento, la mayoría de las ciudades incluso conviviendo con estrictas cuarentenas, como una de las medidas más eficaces para evitar el contagio por coronavirus. Sin duda muchas muertes se han evitado con estas acciones, pero el encierro ha llevado a una modificación importante de nuestros hábitos cotidianos. A nivel mundial se han documentado algunos que inciden negativamente en las enfermedades cardiovasculares, como el aumento del consumo de alcohol y tabaco, desórdenes alimenticios, poca actividad física y la disminución en la asistencia a controles preventivos.
Hay que recordar que las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte a nivel mundial. Sin embargo, en varios países golpeados por la pandemia -incluido Chile- se ha mermado el número de consultas por estas patologías, aunque la mortalidad ha aumentado por la tardanza en la visita médica y aumento de las condiciones de riesgo.
Estamos viviendo la etapa de desconfinamiento y existe interés y ganas por retomar normalmente a nuestras actividades. Se ha permitido gradualmente la apertura de distintos espacios, así como algunos ejercicios al aire libre o de poco contacto. El retorno al deporte puede implicar un riesgo importante si se agudizaron los factores de salud durante el confinamiento.
Por esta razón es importante comenzar de manera segura y progresiva, si es mayor de 40 años y/o presenta prevalencia, retomar o iniciar controles de salud. Volver a la práctica deportiva de manera gradual, con la asesoría de un profesional y retomar hábitos de vida saludable.
Finalmente hay que considerar que muere más gente por problemas cardiovasculares que por
COVID 19.
Claudio Jorquera, Kinsesiólogo, Académico UCEN Región Coquimbo