Hemos tenido un año complejo, donde cada uno de nosotros ha debido desplegar una serie de estrategias cognitivas y socioafectivas para lograr avanzar hacia las metas trazadas. En medio de este escenario, se nos invita a convivir con el peligro del contagio de COVID 19, entendiendo que a través del autocuidado podemos protegernos. ¿Qué implicancias tiene esto para nuestra salud mental? Seguramente muchas, ya que el miedo y el temor se han apoderado de nosotros, lo que nos paraliza y nos convierte en personas menos libres.
La invitación hoy es a recuperar la confianza, a través de la responsabilidad que implica esta libertad, y ser responsable requiere de una cierta autonomía moral, que sostiene firmemente la necesidad de cuidarme para cuidar a otros, asumo que el bien común está por sobre mis deseos o satisfacciones personales, si logramos mantener esta premisa, estaremos en mejores condiciones de avanzar hacia un desconfinamiento más seguro y feliz.
Por otro lado, es necesario tener presente que el miedo se ha instalado fuertemente en forma invisible, y frente a las medidas de retomar las actividades en el ámbito público seguramente experimentaremos una sensación de inseguridad y vulnerabilidad, lo que irá desapareciendo si intentamos avanzar en forma paulatina tomando las medidas necesarias, ya sabemos que no existen certezas, ya entendemos que la vida siempre nos puede sorprender, entonces aprendamos a vivir desde la confianza, unida a la responsabilidad individual y colectiva, y no desde el miedo, que nos estanca y paraliza.
Hay muchos aprendizajes que hemos adquirido en este año y uno de ellos es aprender a ser felices con los obstáculos y los desafíos que enfrentamos en nuestras vidas.
Ivonne Maldonado
Académica Escuela de Psicología
Universidad de Las Américas