El exministro de Salud, Jaime Mañalich, tras su salida de la cartera el pasado sábado 13 de junio, inició un periodo de aislamiento de 14 días en su departamento en El Golf para poder volver a reencontrarse con su esposa, María Cristina Raffo.
Lo anterior, debido a que ella es paciente de alto riesgo, pues en 2012 sufrió una fibrosis quística idiopática que la obligó a realizarse un trasplante de pulmón. Por esa razón es que decidieron separarse a principios de la pandemia.
“Cristina vive con un solo pulmón, que es el nuevo, y el otro no le funciona. Y el Covid-19 es un virus que se aloja en el sistema respiratorio”, explicó una persona relacionada a la pareja a Revista Capital.
“Luego de la cuarentena debe hacerse el test para descartar que tenga coronavirus y ella tiene que esperar el visto bueno de su doctora de cabecera, María Teresa Parada (jefa de la Unidad de Transplantes de la CLC), para volver a reunirse”, explicó alguien de su círculo familiar.
De acuerdo a la mencionada publicación, el mismo día de su renuncia, por la noche, a las 21:00 horas, Mañalich comentó a su familia lo agradecido que estaba del cariño de sus vecinos que a esa hora aplaudieron su gestión.
“Incluso llegó una ambulancia que se instaló afuera de su edificio. Fue emocionante”, relata un cercano. También habría recibido cartas, regalos y mensajes de apoyo. “Sabemos que es una persona que despierta pasiones. Y nos alegramos de todos los gestos de apoyo que han llegado”, señalan de su entorno.
Más temprano, en tanto, dedicó su tarde libre a dormir. Cuando despertó, su hijo Felipe Mañalich, que vive a dos cuadras, aprovechando el paseo diario a sus perros pasó a saludarlo por la terraza.
En ese contexto, y con 65 años ya cumplidos, algunos en su familia ya no lo imaginan de vuelta en un trabajo de alta exposición pública, no sólo a nivel político, sino como los que desarrolló como director del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad de Los Andes y en la gerencia general de la Clínica Las Condes.
Derechamente creen que jubilará y dedicará sus años a la familia. Por esta razón, por el momento estará “enclaustrado” junto a su mujer para evitar exposición alguna, aseguran desde su entorno.
Por el contrario, Rodrigo Gil, amigo de Mañalich desde la la época de la beca en el hospital clínico de la U. de Chile, y médico tratante de Raffo previo a la cirugía, piensa que seguirá activo: “Yo creo que no se va a retirar. Tiene inteligencia, capacidad y energía para seguir haciendo muchas cosas. Él dejó la medicina, pero le gusta mucho la epidemiología clínica”.
“Ha estado solo durante 100 días en su casa. Ni siquiera compartía un plato de comida con alguien en las noches. Saber que eso terminó, nos tranquiliza”, asegura un cercano.
Como sea, por ahora los Mañalich Raffo están centrados en su vida familiar y planean el próximo encuentro virtual por Zoom el domingo 21 para celebrar el día del padre.
