La presidenta de la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados, Gael Yeomans, anunció que enviarán a los diputados oficialistas Patricio Melero y Ramón Barros a la Comisión de Ética, por lo que apuntan como una serie de faltas de respeto y a la ética durante la discusión del proyecto que busca reducir la jornada laboral semanal de 45 a 40 horas.
En el caso de Meleros, la diputada apunta a una “falta de respeto continua durante todo el trámite legislativo”, mientras que a Barros le culpa de haber actuado de forma irrespetuosa contra la representante de la Coordinadora 40 horas, Macarena Ortega.
La dirigenta acusa que, tras la sesión de este lunes en que se discutió el proyecto, el diputado le habría enrostrado que “les volamos la raja“, pese a que se aprobaron los numerales discutidos durante la jornada.
“Él estaba ostentando este logro y me indica que ellos ganaron con amplia mayoría, yo le pregunto cuál esa amplia mayoría, y se da vuelta de manera muy violenta, muy rojo, muy ofuscado, y entre dos personas lo toman desde cada lado porque estaba muy fuera de control”, denunció Ortega, asegurando haberse sentido “totalmente descompuesta” tras la situación.
Por ello, Yeomans pedirá que se le pase a Comisión de Ética “porque no me parece que ese sea un comportamiento adecuado de un diputado (…), no le bastó ayer con entorpecer la votación, con obstaculizar el proceso, con pararse de la mesa e irse, y con faltarle el respeto a las diputadas ahí presentes”.
Consultado por esta denuncia, el diputado Meleros aseguró que “a ninguna dirigenta ni a nadie le he dicho una cuestión así, solamente hubo dos personas que me insultaron a la salida de la sesión, y yo dije que yo formaba parte de un gobierno y que habíamos ganado por amplio margen. Por favor, dejemos de inventar cosas que no son”.
Incluso, indicó respecto de la dirigenta que “yo no tengo idea quien es”, insistiendo en que tras la sesión “me sacaron la madre”.
La iniciativa fue finalmente despachada a la sala de la Cámara, aprobándose en su totalidad por 7 votos a favor y 6 en contra, con apoyo de la Democracia Cristiana.
Tras la votación, el ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg, insistió en que con la reducción de la jornada impulsada por el Partido Comunista las horas de trabajo diarias podrían llegar hasta las 37 o 35 horas, dado que también se considerarían las horas de colación.