Aunque Estados Unidos y la Unión Soviética ya habían llevado vehículos autónomos (rover) hasta nuestro satélite, el china Yutu-2 es la primera en dedicarse a explorar el lado “oscuro” de la Luna, llamado así porque nunca puede ser visto desde la Tierra, no porque esté realmente oscuro.
Y quizá porque está cubriendo una región desconocida, es que la noticia de que el rover se topó con una sustancia extraña al interior de un cráter causó aún más interés entre la comunidad científica.
De acuerdo al reporte del sitio especializado Space.com, el hallazgo se hizo en el día lunar 8, que comenzó el domingo 25 de julio. Cada día lunar dura dos semanas y comprende una serie de incursiones y análisis.
Justo cuando se preparaban a poner el robot en modo “siesta”, para evitar que las altas temperaturas y radiación proveniente del Sol pudieran dañarlo, un miembro del equipo vio en una imagen una zona de color inusual al interior de un cráter cercano, diferente a la arenilla grisácea tan común en la Luna.
Sorprendidos, los científicos decidieron posponer los planes de llevar a Yutu-2 hacia el oeste, y le ordenaron dirigirse al cráter. Tras hacer pruebas con su espectrómetro para medir luz visible y cercana al infrarrojo (NVIS), determinaron que la sustancia tenía una consistencia similar a la de un gel.
Hasta el momento la agencia espacial china no ha difundido imágenes de la zona ni tampoco un análisis detallado de la sustancia, así que su naturaleza todavía es un misterio. Sin embargo Andrew Jones, un periodista especializado de Space.com, sugiere como hipótesis que podría tratarse de cristal fundido, el que se crea tras el impacto reciente de un meteorito.
No se trata de la primera vez que la Luna ofrece sorpresas. Como recuerda el diario británico Express.com, en 1972, el astronauta Harrison Schmitt del programa Apolo 17, encontró una curiosa zona anaranjada cerca del sitio donde alunizaron.
Tras realizar análisis, los científicos determinaron que se trataba de los restos de una antiquísima explosión volcánica ocurrida hace 3.640 millones de años, dando origen al material de color rojizo.
Fuente: BioBioChile