En medio del debate por reducir la jornada laboral y la iniciativa de adaptabilidad que plantea el Gobierno, modificando el Código del Trabajo, surge la interrogante de si cumplir más horas en el trabajo nos hace o no más productivos; y qué tan productivo es nuestro país.
El escenario no es el más óptimo: Chile es el quinto país menos productivo conforme a cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y uno con las jornadas laborales más extensas.
Eso sí, y luego de 13 años de números negativos, la productividad en Chile creció un 1,3% en 2018, explicado -entre otros factores- por el aumento de la fuerza de trabajo gracias a la migración registrada en el período 2012-2017, según un informe de la Comisión Nacional de Productividad.
Más horas trabajadas no equivalen a mayor productividad
El siguiente gráfico muestra los países que trabajan menos horas hasta los que trabajan más horas:
Los alemanes son los que menos horas trabajan (1.363 al año), pero mantienen altos niveles de productividad, superior incluso a otros países de Europa como Inglaterra.
En ese mismo continente los griegos son de los que más trabajan al año (1.956 horas) y viven en un país que solicita constante rescate financiero a la Unión Europea.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), además de los helenos, Venezuela es otro de los países donde más se ha contraído la economía. Ahí la jornada laboral también es de las más extensas (40 horas semanales, con excepciones al aumento reguladas por ley).
Chile, de acuerdo a la OCDE, está entre las 10 economías con menor expansión productiva: cada 1 hora, un trabajador genera US$27($19.200 al cambio actual) y al año un chileno pasa -al menos- 1.941 horas trabajando. El promedio OCDE es de casi US$55.
Los cuatro países OCDE menos productivos y que superan a Chile son Rusia, México, Sudáfrica y Costa Rica.
En contraparte, un trabajador de Irlanda produce casi US$100 por hora laboral (están en el top 12 de las jornadas más extensas, pero producen más del triple que en nuestro país).
Pero detengámonos en Alemania…
A nivel mundial, según Forbes, Alemania es un ejemplo a seguir en materia de productividad y jornada laboral. A la semana trabajan 35 horas y tienen 24 días de vacaciones pagadas.
La idiosincracia alemana es estructurada y ordenada: los trabajadores acatan, por ejemplo, que en sus empresas estén bloqueados los accesos a redes sociales y evitan enviar mails personales en horario de trabajo.
En Alemania hay una sociedad que se focaliza en las tareas, subrayó Forbes, que valora el tiempo y, por lo mismo, dedica muy bien el tiempo que corresponde a cada labor.
En línea con lo anterior, las empresas también cumplen con respetar los tiempos. Por ejemplo, la ley regula que ningún trabajador reciba llamados o mails después del horario de trabajo.
En síntesis, en Alemania cuando se trabaja, sí que se trabaja; y de igual modo el tiempo libre y para la familia no se transa.
Otros datos
Un informe de Productividad Laboral Sectorial publicado por el Ministerio de Economía indicó que “en términos de la productividad laboral promedio por empresa, un trabajador dependiente genera anualmente en alrededor de $23,2 millones”.
En particular, dijo el informe, un trabajador del sector suministro de electricidad gas y agua (EGA) genera aproximadamente $215 millones al año. En el otro extremo, un trabajador del sector actividades de alojamiento y servicios de comidas no supera los $12,8 millones al año.
De acuerdo a este estudio, la productividad promedio es mayor en las empresas de mayor tamaño, “generando las grandes empresas ($86,5 millones de pesos por trabajador al año) casi 6 veces la productividad de las microempresas ($15 millones de pesos por trabajador al año)”.
Sin embargo, el resumen ejecutivo del informe culminó con una frase clara y tajante: “Las empresas grandes de la OCDE son aproximadamente un 40% más productivas que las empresas grandes en Chile”.
Fuente: BioBioChile.cl