¿De dónde vinieron? Nadie lo sabe. ¿Eran un pueblo semita? En modo alguno. ¿Eran indoeuropeos? Tampoco. ¿Eran originarios de África o inmigrantes de otras tierras que habían llegado allí? Nadie puede asegurarlo.
Sencillamente aparecieron allí, un día… sobre las riberas del Nilo. Allí fundaron una de las primeras y más grandes civilizaciones de las cuales se tenga noticia.
Del mismo modo en que los mapuches nunca se llamaron a sí mismos “araucanos”, sino “mapuches”; los egipcios nunca se llamaron a sí mismos egipcios, sino que llamaron a su país y a sí mismos “KEMET”: es decir “La tierra negra o la gente de piel negra”. Muchos sostienen que esto fue en alusión al color del légamo o limo con el que el Nilo inundaba sus riberas durante el mes de junio. Así, podemos entender por qué para ellos el color negro era el color de la vida y el blanco el color del luto o de la muerte: sus momias eran amortajadas con vendas de color blanco.
Los egipcios dividían el mundo en kemet y deseheret. Kemet era la tierra de ellos: la tierra regada por el lodo negro arrojado por el Nilo y “deseheret”: la tierra de color rojo o el desierto del Sahara, la tierra sin vida que no era irrigada por el Nilo. El vocablo español “desierto” tiene su origen en esta palabra egipcia.
Los egipcios siempre fueron seres muy raros y distintos a todos los demás pueblos de la Tierra. Heródoto nos cuenta que en Egipto las mujeres orinaban de pie y los hombres, de rodillas o sentados. Amasaban la harina con los pies; y la arcilla, con las manos. Todos los pueblos de la antigüedad tenían calendarios lunares, pero los egipcios eran los únicos que usaban uno solar de 365 días, que es el origen de nuestro calendario actual. Casi todos los pueblos de la antigüedad creían que el alma era inmortal, los egipcios sostenían lo contrario.
En todas las civilizaciones las mujeres estaban subyugadas a los hombres, pero en Egipto se podían casar con total libertad; también libremente podían administrar sus bienes (algo que no pueden hacer ni siquiera en el Chile del siglo XXI), además podían celebrar contratos, ejecutar actos de comercio, hipotecar bienes, testar y desheredar, todo sin autorización del marido. Mientras las mujeres comerciaban en el mercado, sus esposos tejían en sus casas.
Para los romanos, el lado derecho era el de buena suerte y el izquierdo o siniestro el de la mala. Y hasta el día de hoy el vocablo “siniestro” evoca algo maligno. Para los egipcios, el lado izquierdo era sinónimo de buena suerte y el derecho, de mala.
¿Se ha fijado en un gran detalle de todas las estatuas y dibujos de personas hechos por los egipcios? Todos tienen el pie izquierdo como dando un paso hacia delante, pero no el derecho. No hay ninguno que tenga el pie derecho hacia delante ¿Por qué? Para los egipcios el corazón, que se ubica al lado izquierdo del cuerpo humano, era la vida. Y esta debía siempre triunfar sobre la muerte. El pie izquierdo hacia delante por sobre el derecho, simbolizaba este triunfo.
Pero si bien, en este sentido pudiera decirse que triunfó la concepción occidental: el lado derecho es el bueno y el izquierdo el malo; este fue un triunfo solamente a medias: Los egipcios triunfaron en cuanto al concepto del corazón. Para los griegos y los romanos las emociones estaban radicadas en el hígado. Ellos siempre decían: “Te amo con todo mi hígado”. El asociar las emociones con el corazón (noción que subsiste hasta nuestros días) es un concepto que nació en Egipto y que perdura hasta nuestros días.
Su sistema de escritura: los jeroglíficos, a diferencia de lo que muchos creen, no eran símbolos o signos, sino que eran los caracteres o letras de su alfabeto.
La Gran Pirámide es la única de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo que aún permanece en pie.
Conocieron a la perfección la técnica de fabricación del vidrio, la astronomía, la medicina, la ingeniería, la técnica del embalsamamiento y un sinnúmero de otras menudencias.
Se dice que los coptos (cristianos que no aceptaron los acuerdos del Concilio de Calcedonia y se separaron del resto de la cristiandad y que subsisten hasta el día presente) son descendientes de los antiguos egipcios. Del idioma copto, una lengua que se usa en la liturgia de dicha religión, se dice que derivó de los jeroglíficos demóticos. El mismo nombre de coptos proviene del vocablo “Egipto”. (Aegyptus, Aekiptus, Aekoptus, Koptus, Coptos).
La última soberana del Antiguo Egipto fue Cleopatra VII Thea Filópator, la que en realidad era griega y no egipcia. Un error que se comete generalmente es asociar las pirámides con Cleopatra. Sin embargo, esos monumentos fueron construidos unos 2500 años del nacimiento de dicha reina. Transcurrió más tiempo entre la fecha de construcción de las pirámides y la época en que vivió Cleopatra, que el que ha transcurrido entre el de esta reina y el momento exacto en el cual usted se encuentra leyendo esta columna de opinión. (Poco más de 2000 años apenas). (uento exacto en el cual usted se encuentra leyendo esta s?
Luego del suicidio de Cleopatra, Egipto estuvo sucesivamente bajo dominio romano, árabe, turco y británico; hasta recuperar su independencia finalmente durante el siglo XX.
Víctor Manuel Santana Escobar
Juez de Garantía de Copiapó