En Copiapó existe máxima preocupación por la desaparición de tres jóvenes durante el último año, provocando alarma en la comunidad.
El más reciente es el caso de Catalina Álvarez Godoy, estudiante de 16 años con la que se tuvo contacto por última vez el 23 de junio, cuando volvía de una fiesta.
“Esa noche la Cata me dijo que se iba a juntar con una amiga y le di permiso, pero después me entero que se había ido a una fiesta. Le dije que se viniera y ella se venía en un colectivo en el sector de Paipote”, detalló Ximena Godoy, madre de la menor, al diario La Cuarta.
Junto con ello, la mujer relató que hubo un segundo llamado. “Me responde llorando y me grita que está amarrada y me pide ayuda, pero luego se corta la llamada. Su amiga me dijo que la había dejado en un colectivo. Esa misma madrugada fui a dejar la constancia por presunta desgracia”, dijo, añadiendo que ayer miércoles un recolector de basura encontró sus documentos.
El medio añadió que las desapariciones son un tema en Copiapó, puesto que también se perdió la pista de Marina Cabrera (24), durante el verano, y de Tanya Aciares (14), el 19 de octubre de 2018. Esta última se extravió cuando volvía a casa en un colectivo.
Al respecto, el comisario Alfredo Espinoza, de la Brigada de Homicidios de la comuna, manifestó que “hemos estado haciendo recorridos desde el último lugar donde viajaron las jóvenes por presunta desgracia, y también otros sectores que conforman la planificación que los equipos de búsqueda por su experticia nos van a sugerir. La fuerza de tarea que se ha creado acá en Copiapó no tiene fecha de término y seguimos trabajando 24/7″.
Es así como los esfuerzos están focalizados en encontrar a las jóvenes desaparecidas, pero lamentablemente este caso comienza a tomar ribetes similares a lo ocurrido en Alto Hospicio, y hace recordar a Julió Pérez Silva, quien se desempeñaba como colectivero y violó y asesinó a catorce jóvenes de entre 13 y 23 años entre 1998 y 2001. Por ello, cumple la pena de cadena perpetua en Colina 1.
fuente biobiochile.cl