Otro atributo que posiciona al gas licuado por sobre otros combustibles es que es más amigable con el medio ambiente, ya que emite cerca de un 15% menos de CO2 que la gasolina y un 70% menos de NOX que el diésel.
A pesar de que se han experimentado algunas bajas en su precio, el alto costo de la gasolina continúa impactando el bolsillo de los chilenos. Aún se ve en el precio de los combustibles el efecto de la acumulación por 11 semanas consecutivas al alza ocurrida durante el mes de octubre, donde su valor y su carga impositiva siguen siendo un importante tema a resolver a nivel país.
Así, en este escenario donde hace unas semanas el precio de la gasolina alcanzó su máximo valor desde noviembre de 2014, el uso de combustibles alternativos como el gas licuado acaparó la atención de los consumidores nacionales. Esto, porque mientras las gasolinas de 93 y 95 octanos registraron alzas de precio de 10% y 13% respectivamente, el gas licuado experimentó un incremento de solo 7%. El diésel, por su parte, registró el mayor aumento con un alza de 14% en su valor.
No obstante, el menor incremento que experimentó el gas licuado no es el principal atributo que lo posiciona como una alternativa más conveniente para los consumidores, sino que el nivel de ahorro que logran los usuarios mediante su uso, el cual ronda en torno al 35% con respecto a la gasolina tanto en autos que se encuentren convertidos como homologados.
A modo de ejemplo, en el caso del Renault Symbol, para circular 200 kms se requieren 20 litros de gas lo que tiene un costo total de $8.416. En tanto, para recorrer esa misma distancia, se necesitan 15 litros de gasolina de 93 octanos, lo que equivale a un precio de $12.769.
Junto con esto, otro atributo que ha posicionado al gas licuado por sobre otros tipos de combustibles es que es más amigable con el medio ambiente, lo que incluso exime a los vehículos a gas de restricción vehicular. “El gas licuado emite cerca de un 15% menos de CO2 que la gasolina y un 70% menos de NOX que el diésel”, precisa Fernando Ledesma, Gerente Negocio Transporte de Gasco GLP.
Lo anterior, enmarca al gas licuado dentro de la discusión que ha surgido en torno a la menor carga impositiva que poseen combustibles más contaminantes como el diésel. Actualmente el gas licuado está grabado con un impuesto específico de 1,4 UTM/m3, mientras que el diésel tiene una carga de 1,5 UTM/m3, valores que no tienen relación con el nivel de emisiones contaminantes que genera cada uno.
Esto, considerando también la Ruta Energética impulsada por el Gobierno, la cual busca que el país logre avanzar hacia una matriz de energía más competitiva, más limpia y más sustentable. Sin embargo, según cifras de la Asociación Nacional Automotriz de Chile (ANAC) el 28% de las ventas de vehículos livianos y medianos del 2016 correspondieron a unidades que utilizan diésel para su operación, lo cual dificulta alcanzar el objetivo anunciado por las autoridades.
En esta misma línea, el Gerente Negocio Transporte de Gasco GLP, señala que “creemos que existe una oportunidad real de sustituir diésel en vehículos livianos y medianos y no afectar la recaudación fiscal”.
Por otra parte, en el contexto energético actual, la electromovilidad ofrece grandes ventajas y beneficios, sin embargo, su alto costo hace que esta alternativa no sea aún asequible para una importante cantidad de usuarios. “Un auto que opera con gas vehicular requiere una inversión muchísimo menor que la de un auto eléctrico”, explica Fernando Ledesma.
De igual forma, los puntos y tiempos de carga vinculados al uso del gas vehicular también presentan una ventaja comparativa respecto a otros tipos de vehículos, ya que la carga de un estanque de 40 litros de gas licuado requiere de aproximadamente 5 minutos y permite una autonomía de alrededor de 400 kms —considerando 10 kms/lts en uso mixto—.
Cabe mencionar también que a lo largo del país ya existe una red de más de 150 estaciones de servicio de gas licuado.