En Chile se generan 1,62 millones de toneladas de basura de residuos de alimentos cada año, lo que significa que, para el 2025, podríamos estar produciendo 2,25 millones de toneladas.
Su total respaldo al proyecto que modifica el Código Sanitario en materia de disposición de alimentos para evitar su desperdicio, dieron los integrantes de la Comisión de Salud en su última sesión. Ahora redactarán indicaciones para mejorar el texto, las que serán votadas en una próxima jornada.
La norma en primer trámite, propone que los establecimientos comerciales donde se vendan y consuman alimentos preparados, tales como restaurantes, fuentes de soda y locales de comida rápida deberán ofrecer a sus clientes la posibilidad de llevar los alimentos no consumidos.
Asimismo se prohíbe la destrucción de alimentos que, no obstante haber perdido su valor comercial debido a circunstancias como mal embalaje, envases dañados o defectuosos, mala rotulación o proximidad del vencimiento, se encuentran aptos para el consumo o el uso humano.
Y en tercer lugar, la moción establece que los supermercados de más de 100 metros cuadrados, deben donar los alimentos mal rotulados, con defectos de empaque o por vencer a organizaciones de caridad o destinar su uso como alimentación animal o compost agrícola.
La Comisión acordó trabajar la redacción de las indicaciones junto a los expertos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), quienes son los que encabezan los estudios asociados a la eliminación de desechos alimenticios.
El presidente de la Comisión de Salud, el senador Guido Girardi abogó por agilizar la tramitación de esta iniciativa considerando los efectos que tiene a nivel medioambiental, económico y sanitario el desperdicio de carnes, frutas, lácteos y verduras. Al respecto, el senador Rabindranth Quinteros recordó el descarte de pescado, pensando sobre todo en la pesca ilegal.
Por su parte, el senador José García Ruminot propuso que en la próxima discusión de la reforma tributaria en el Senado, “se estudie una exención tributaria para las empresas que realicen donaciones de este tipo”.
“En octubre próximo nos reuniremos con la gente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Washington, para lanzar una plataforma mundial que nos permita hacer una métrica más específica en cuanto al desperdicio de alimentos. No en todos los países es posible hacer una cuantificación de este fenómeno. En el caso de Chile no hay datos precisos. Sí sabemos que el 95% de los hogares chilenos bota algún tipo de comestible”, declaró.
Cabe mencionar que según el estudio realizado por la FAO, denominado “Pérdidas y desperdicios de alimento en el mundo”, alrededor de un tercio de la producción de los alimentos destinados al consumo humano se pierde o desperdicia, lo que equivale a aproximadamente 1300 millones de toneladas al año.
En relación a la pérdida durante los procesos de producción, transporte y venta en Chile, una investigación del organismo identificó que productoras y vendedoras chilenas pierden al menos 27 mil toneladas al año de arroz, papas, lechugas, merluza y jibias por malos manejos en su producción.
Por su parte, el Centro de Estudios de Opinión Ciudadana de la Universidad de Talca realizó en 2011, una investigación cuantitativa con el objeto de indagar acerca de cuánto desperdiciamos los chilenos en productos de alimentación. En términos globales se obtuvo que, para casi la totalidad de los entrevistados (94,9%) el botar comida acumulada en el refrigerador, es una práctica normal y sólo el 5,1% señala que es algo que nunca ocurre.
En un reportaje de “La Tercera”, el académico Tristram Stuart señaló que, de acuerdo con los datos de su investigación, los restaurantes y comercios chilenos trabajan con un 58% más de la comida que realmente necesitan, a pesar de que la mayoría de los expertos en agronomía del mundo señalan que un exceso de 30% es suficiente para hacerle frente al desperdicio inevitable de alimentos.
Según el experto, en Chile se generan 1,62 millones de toneladas de basura de residuos de alimentos cada año, lo que significa que, para el 2025, podríamos estar produciendo 2,25 millones de toneladas de desperdicios que también incluyen restos alimenticios inevitables, como las cáscaras de plátano.