A pesar del aumento de las mujeres en el mercado en los últimos veinte años, las brechas de participación, ocupación y desempleo por género, se han mantenido. Así lo indica la última encuesta del Instituto Nacional de Estadísticas, que dio a conocer una tasa de desocupación de las mujeres del 7,9 por ciento, creciendo 0,3 puntos porcentuales en 12 meses, mientras que los hombres se situó en 6,6 por ciento y se mantuvo constante anualmente.
Este incremento en el desempleo femenino se explica por una mayor cantidad de mujeres que ingresaron al mercado laboral. De hecho, según cifras del propio INE, el alza anual de la tasa de desocupación del 7,2% fue consecuencia del crecimiento en 2,2% de la fuerza de trabajo lo que generó una mayor presión en el mercado laboral.
A esto se suma, la existencia de altos ejecutivos que aún piensan que la adaptación de las mujeres en puestos de trabajo lo relacionan a un mercado laboral más rígido en relación a los hombres. Esa amplia desinformación es la causante de muchos paradigmas errados, acompañado de viejos patrones culturales de Chile y que alegremente de a poco se ha modificado y que hoy son prioritarios en la agenda corporativa.
Este es el manifiesto del gran desafío pendiente en Chile, que si bien hemos generado importantes cambios, aún queda un gran trabajo, hemos visto esfuerzos y avances desde distintos sectores, públicos como privados, para generar una mayor participación laboral de las mujeres. Y es que independientemente de las políticas públicas y concientización de las demandas sociales en temas de equidad de género, las empresas se encuentran en un formato de adaptación que debe ser una realidad en el corto plazo, apuntando sus esfuerzos en estas temáticas, principalmente en empresas de gran y mediana envergadura.
René Ormeño, Manager Senior PageGroup
