Torrentes de agua fangosa de la represa hidroeléctrica que se derrumbó el lunes en Laos, alcanzaron este jueves pueblos de Camboya, el país vecino de donde miles de personas han tenido que ser desplazadas por esta catástrofe que dejó más de 130 desaparecidos.
El último balance de este accidente sin precedente en el pequeño y pobre país del sudeste asiático da cuenta de 27 muertos. Laos cuenta con varias represas eléctricas -y decenas están en desarrollo- para satisfacer las necesidades de sus países vecinos, sobre todo Tailandia.
El agua llegó en las últimas horas a Camboya, donde provocó inundaciones en 17 pueblos y el desplazamiento de miles de personas.
“Diecisiete aldeas se inundaron a causa del colapso de la represa de Laos”, declaró Men Kong, portavoz de la provincia de Stung Streng.
“Hemos evacuado 5.600 pobladores porque sus casas estaban sumergidas”, precisó la misma fuente sin revelar ningún balance sobre muertos o desaparecidos.
Las autoridades de Camboya, que están organizando las elecciones legislativas del domingo, esperan un aumento de los niveles de las aguas y nuevas evacuaciones.
Tres días después del drama ocurrido durante el periodo de lluvias torrenciales por el fenómeno del monzón en Laos, llegaron a la zona del desastre equipos de rescate de China, Vietnam y Tailandia, y empezaron a distribuir kits de supervivencia y víveres.
El aislamiento de la zona ha complicado las tareas de rescate ya que las carreteras quedaron cortadas o muy dañadas, con lo cual los medios principales para acceder es por helicóptero o embarcaciones.
En las aldeas inundadas de Laos el agua empezó a bajar el jueves y los habitantes empezaban a ver los daños causados por este accidente en un paisaje de escombros y animales muertos en las calles. Sin embargo, se prohibió el acceso a los medios a la zona más golpeada tras la ruptura de la represa.
Desde que ocurrió la tragedia el lunes, el régimen autoritario de Laos controla estrechamente las informaciones. “Vi muchos cuerpos… Había cuerpos que flotaban. Las autoridades los levantaron pero no los envolvieron correctamente y era terrible”, contó Tran Thanh, un poblador de unos 40 años que logró salir a tiempo para salvarse de la aldea de Ban May.
Este testigo aseguró que hay personas aisladas por el agua y que están en una montaña cerca del pueblo, a la espera de que los equipos de rescate lleguen al lugar.
El primer ministro de Laos, Thonglun Sisulith, viajó al lugar de la tragedia el miércoles en la tarde, dos días después del colapso de la represa Xe-Namnoy, y dijo que había 131 desaparecidos, en lo que constituyó hasta ahora el primer balance oficial.
Demasiado tarde
Las personas rescatadas aseguraban el jueves que fueron prevenidos de la tragedia demasiado tarde. “Nadie nos informó. Los habitantes vieron llegar el agua y empezaron a gritar”, acusó, como otros pobladores, Poosa Duangapai, refugiada en un albergue improvisado en una escuela prescolar.
Duangapai recorrió varios kilómetros en su pequeño tractor para poder salvarse del agua que sumergió su aldea de Kok Kloy. “Es todo lo que me queda”, dijo sobre su tractor.
El lunes “las autoridades nos previnieron por alto parlante que iban a liberar el agua… Nosotros no teníamos conciencia del riesgo de derrumbe de la represa”, contó Tran Van Bien, agricultor vietnamita que logró escapar de la zona con su esposa y su hijo de cinco años.
Algunos trabajadores revelaron que la infraestructura empezó a presentar daños por las lluvias varios días antes del colapso del lunes que atribuyen a las lluvias extraordinarias que cayeron en la zona.
Según la ONG International Hydropower Association (IHA), existen más de 50 proyectos hidroeléctricos en Laos. Varias organizaciones de defensa del medioambiente han advertido del impacto de estas represas en el río Mekong, su flora y su fauna, así como sobre las poblaciones rurales.
Fuente: BioBioChile