Semana santa, con su trasfondo dentro de la Política Pública, tanto de planificación como de turismo, hacen de esta fecha una realidad “objetiva” en nuestro País.
Familias se orden, comercios se ajustan, instituciones formalizan ritos, etc. Haciendo interesante una segunda lectura de estos tiempos pascuales.
En estricto rigor el fenómeno religioso nacional posee innumerables aspectos; cultos marianos, enseñanzas y proceso de socialización por parte de los jesuitas al mundo de la gobernación general, etc. No es propósito de estas líneas desarrollar tan vastos campos de significación pero si visibilizar elementos que, desde lo habitual, pasan desapercibidos.
La pregunta es, ¿por qué siendo Chile un país Laico, en la actualidad, como sistema social, legitima acciones concretas que tienen vínculo ontológico con las tradiciones religiosas monoteístas; particularmente la católica?
Una primera y simple respuesta viene desde lo histórico… fuimos colonizados por españoles católicos. Pues bien, entonces, ¿qué da cuenta de la desigualdad de condiciones frente a las creencias y a los avances del catolicismo entre Iberia e Hispanoamérica?
Desde nuestra humilde palestra académica planteamos otra herramienta de construcción; una visión desde los procesos de racionalización que Max Weber denomina Ethos Protestante.
Lo que se juega a nivel simbólico en semana santa es, por un lado, el triunfo del libre mercado y sus cualidades hectomorficas al posicionar un fenómeno religioso como un slogan mágico cargado de un alto componente de consumo infantil; la unidad más sensible a nivel microeconómico.
Por otro lado, se manifiesta el vínculo indisoluble que existe entre la religión y este tipo de fenómenos. La forma de ordenar el mundo será la forma que ordenara su economía; sus diferentes sub sistemas se harán cargo de la complejidad completándose un todo cibernético.
El legado del sisma católico/protestante resuena hasta el día de hoy. Es así como en dichas fechas pueden convivir preceptos tan antagónico como la trascendencia a la vida eterna, con el lucro material de los frutos en la tierra, el conservadurismo político con el mercado capitalista liberal.
Entre huevos de distinto precio, tamaño y cualidades no se ve tan distante lo anterior… Interesante tenerlo presente.
José Miguel Guzmán
Académico
Universidad Central La Serena