Durante la última semana diversos actores han realizado una serie de declaraciones respecto a las recientemente conocidas cifras del INACER y del INACOR, las que nuevamente dan cuenta de la preocupante realidad económica que vive la región.
Si bien algunos siempre buscan explicar esta situación con argumentos de todo tipo, no menos relevante es poder tener presente la alicaída realidad que viven tantos sectores de nuestras comunas, con falta de oportunidades que afectan la estabilidad en el empleo, la calidad del mismo, y por consiguiente la tranquilidad y bienestar de miles de familias.
Cuando se indica que al hablar de la economía regional se hace con un interés meramente electoral, sólo queda de manifiesto el poco arraigo e identificación de estas personas con las diversas problemáticas que viven los habitantes de Atacama, las que van más allá del diario vivir, relacionándose con el continuo deterioro de las instituciones que deben estar a disposición de las personas.
Es así que, al mantenernos en una deprimente situación económica, diversos sectores de servicios públicos y privados se ven afectados en tanto que sus técnicos y profesionales no ven en nuestras comunas lugares y oportunidades para su desarrollo personal, familiar y profesional, y por lo tanto existe una reticencia a afincarse en nuestra región. Por cierto, lo anterior es imposible disociarlo de la premisa de que una política económica eficiente favorece notablemente la aplicación de políticas públicas y como consecuencia de aquello revertir lo que tanto nos afecta. Un claro ejemplo de lo que se plantea es lo que acontece en el sector de la salud, que no es la excepción a esta problemática, a saber, nuestros hospitales siguen sin especialistas y, por consiguiente, la gente sigue esperando.
Por otra parte, no basta con tener una cartera de proyectos en tramitación en los organismos de calificación ambiental, y otro tanto ya aprobados, si no se toman acciones para que aquellas iniciativas que cuentan con luz verde por fin den comienzo a su implementación, evidentemente respetando el medio ambiente y favoreciendo trabajadores, proveedores y servicios locales, de manera responsable, impulsando el crecimiento local.
Adicionalmente, como lo han señalado diversas instituciones regionales, urge dar un giro a la forma de ver y enfrentar el desarrollo de Atacama, donde todos, más allá de las posturas políticas, pongan a disposición de la región ideas reales y concretas para salir de la situación que se vive.
Quedarse en el discurso, sin propuestas concretas, es mantenerse estancados. Dar pasos reales de incentivo a la reactivación, es comenzar a tener una verdadera mirada local, que permita avanzar en la mejora del bienestar de todos los Atacameños.
De persistir la negativa para generar las instancias para un repunte y recuperación en las condiciones económicas, son los propios ciudadanos los que podrán evaluar el desempeño y apoyo de las autoridades en este ámbito, y hacer un cambio para que vengan tiempos mejores, y de esta forma todos juntos podamos iniciar la tan esperada recuperación de Atacama.
Rafael Prohens Espinosa