“Esto no se volverá a repetir”. Así de enfático es el presidente de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), Diego Hernández, sobre la posibilidad de que se vuelva a producir en la gran minería una huelga como la de Escondida, que duró 46 días. Su balance es lapidario: “No tiene ningún sentido que los sindicatos se enfrasquen en una negociación cuyo resultado final sea que sus trabajadores pierdan, que la empresa pierda, que el Fisco pierda y el país pierda”.
Esa paralización minó la posibilidad de que la producción de cobre del país creciera este año a 5,8 millones de toneladas de cobre, el nivel que exhibía en 2015. “Lo más probable es que este año la producción sea parecida al 2016, que fue de 5,545 millones”, dice.
A su juicio, las negociaciones que vienen deben ser más flexibles y realistas. “Basta ver las cifras de empleo: en el peak , en 2012, teníamos 260.000 trabajadores (total industria); hoy tenemos 193.000, es decir, una baja de 26%. Esa cifra refleja una realidad: el precio del cobre bajó, la calidad de los yacimientos ya no es la misma y ese es un desafío que tiene la minería chilena, de cómo adaptarse a estas nuevas condiciones. Muchos otros países, con yacimientos parecidos, logran buenos resultados y eso es lo que nosotros tenemos que hacer”.
-¿Ese es el balance de la Sonami o de todos en la industria?
“Muchos dirigentes sindicales de otras empresas consideran que la negociación de Escondida perjudicó a los trabajadores. Se calcula que solamente en los sueldos que dejaron de recibir durante el período de huelga, la pérdida de bonos y otros elementos del paquete de remuneraciones, perdieron $10 millones a $11 millones por trabajador y si le sumas el bono (de $11 millones) que dejaron de recibir porque no aceptaron la oferta de la empresa, estamos hablando desde $20 millones a $22 millones por persona, en un año complicado”.
-¿Cómo evalúa el rol de los asesores legales, como Marco López, en las negociaciones?
“No me referiré a personas específicas. Pero si miramos cómo ha ido evolucionando el proceso de negociación, por ejemplo, antes tanto la empresa como el sindicato podían tener asesores, pero éstos no siempre participaban en las reuniones y cuando lo hacían, no tenían derecho ni a voz ni a voto”.
“Esto fue evolucionando. Ahora prácticamente todos los sindicatos tienen asesores, lo que me parece muy legítimo, pero los dirigentes y particularmente el presidente del sindicato, es quien habla y lleva la negociación por el lado del sindicato. Pero en algunos casos, son los asesores los que negocian y esto en menoscabo de los dirigentes. Eso es una mala práctica porque, en algunos casos, los dirigentes son rehenes de los asesores y eso es algo que no deberían permitir, sobre todo en un país con una fuerza laboral más madura, con más formación y capacitación”.
-¿Hay otras malas prácticas?
“Sí. Muchos critican la entrega del bono por término de conflicto, porque la negociación se concentra en eso, en desmedro de todo el resto”.
“Otra mala práctica es que en muchas negociaciones, el costo en el que incurre el sindicato -que incluye la preparación y los honorarios de los asesores- la empresa lo paga directamente. Esa es una mala práctica, porque si los asesores representan a los trabajadores, deberían ser ellos quienes los financien”.
“La negociación colectiva debiera ser una instancia de diálogo entre empleados y la empresa en beneficio de los dos, y no una guerra entre trabajadores y la empresa, como hemos visto en algunas negociaciones colectivas”.
-La reforma laboral, ¿complejiza las negociaciones?
“El mayor problema de la reforma laboral es que dejó muchos cabos sueltos que para poder definirlos es vía dictamen de la Dirección del Trabajo, que muchas veces son genéricos y no tan objetivos, lo que abrirá las puertas de la judicialización”
“La judicialización tiene un ritmo totalmente distinto a una negociación colectiva. Si quiero trabar algo, lo judicializo y los resultados los tendré en varios meses más, pero la negociación tiene que terminar antes”.
“Además, no se hace cargo del siglo XXI. Es una reforma retrógrada, que podría haber sido la aspiración de los trabajadores en 1950, pero es una mochila adicional con la que tendremos que cargar todos”.
-¿Qué postura tienen como Sonami sobre el piso mínimo que establece la reforma laboral?
“En la minería eso te va a funcionar en la medida que quieras mantener el mismo contrato colectivo. Si va a ser una negociación donde finalmente no se quiere cambiar nada y lo único que se negocia es el bono y el aumento de salario, probablemente se va a mantener. Pero un contrato colectivo tiene un montón de cláusulas, de distintos beneficios, y es natural que, en la medida que pase el tiempo, a los trabajadores les interese menos mantener algunos beneficios y busquen incrementar otros”.
Cobre: hasta US$ 2,6 por libra en 2017
-¿Cómo proyecta el 2017 en términos de precio del cobre?
“El precio del 2016 en promedio fue de US$ 2,20 por libra. Para este año creemos que será claramente superior a eso. Este primer trimestre llevamos acumulado un valor de US$ 2,65 y el promedio del año debería estar entre US$ 2,5 y US$ 2,6”.
“Todavía tenemos ciertas dudas porque estos primeros tres meses de 2017 ha estado influidos por factores puntuales, como la huelga de Escondida, la de Grasberg, el inicio del gobierno de Trump. Hay que esperar un poco. Pero sí estamos muy confiados en que a fines del 2018 el precio debería aumentar”.
-¿De qué nivel hablamos para el 2018?
“Es difícil predecirlo, pero de niveles de US$ 2,80 por libra”.
-¿Tuvieron pérdidas o ganaron el año pasado las empresas socias de Sonami?
“El año pasado las empresas prácticamente no pagaron impuesto, lo que quiere decir que no hubo utilidades. Puede haber flujos de caja positivos, pero utilidades casi nada. No estamos en una situación de bonanza, lo que estamos viendo es el inicio de una recuperación”.
“Esto se puede ver por los aportes de la minería al Fisco. El 2010 la minería representó más de 20% de los aportes fiscales, mientras que el 2015 representaron 6% y el año pasado apenas 1,7%, que incluye la Ley Reservada del Cobre, que en realidad no es un aporte”.
-¿Este año debería ser igual o mejor?
“Debería empezar a mejorar, podría ser como 2015 o un poco mejor, donde la minería contribuyó con el 6% de los ingresos fiscales”.
-¿Qué sector minero está más golpeado?
“La gran minería tiene más espaldas financieras y una mirada de largo plazo. Muchas de las faenas del país son de empresas diversificadas geográficamente y por commodities ; tienen acceso al crédito, y si bien a nadie le gusta tener pérdidas, pueden pasar estos años complicados de mejor manera, pero la mediana minería no”.
“La mediana minería en Chile el 2013 produjo 307 mil toneladas de cobre y el 2015 fueron 205 mil toneladas. En 2016, el total de la mediana minería serían alrededor de 240 mil toneladas, pero ahí está incluido Mantos Blancos (antes de Anglo American y hoy de Mantos Copper), que antes era de la gran minería, con 45 mil toneladas de producción, por lo que serían 195 mil toneladas comparables”.
“La mediana minería está muy presionada. La regulación le exige lo mismo que a la gran minería, pero no tiene sus espaldas financieras. Tiene mucho futuro, tendrá muchas opciones en esta nueva etapa de inversiones, pero hoy está agobiada, asfixiada por la regulación, eso hay que abordarlo de forma urgente”.
“Este sector debería tener un estatuto especial, como lo tiene la pequeña minería”.
“”En muchas negociaciones, el costo en el que incurre el sindicato -que incluye la preparación y los honorarios de los asesores- la empresa lo paga directamente. Si los asesores representan a los trabajadores, deberían ser ellos quienes los financien”.
“Si no es ahora, en pocos años más ya no va a existir lo que fue la Concertación y la Nueva Mayoría”
El timonel de la Sonami, Diego Hernández, enfrentó con sorpresa la salida del ex Presidente Ricardo Lagos de la carrera presidencial. A su juicio, esto “demuestra que hay un cambio importante en la política chilena, en la estructura de los partidos y en la izquierda”. Agrega que “con la aparición de una nueva izquierda como el Frente Amplio, que es equivalente al Podemos de España, probablemente la izquierda vaya dividiéndose en estas dos tendencias, una tradicional y una nueva izquierda que es más joven. Vamos a ver cómo evoluciona”.
-¿Este es el fin de la Nueva Mayoría?
“No sé si el fin, pero esto indica que, si no es ahora, en pocos años más ya no va a existir lo que fue la Concertación y la Nueva Mayoría. Se va a dividir en dos (fuerzas). Lo que corresponde no tanto a temas ideológicos, sino sobre todo a un recambio generacional que, como en muchas otras instituciones en Chile, en la política no hemos sido capaces de hacerlo. En la medida en que la gente joven no tiene espacio, termina organizándose en sus propias instituciones”.
-¿Cómo va a afectar el clima político a la inversión en el sector?
“La inversión minera en el mundo se va a empezar a reactivar, sobre todo a partir del próximo año. Cuando las empresas dispongan de más fondos para inversiones y para crecer, van a empezar a tomar decisiones de inversión, ya en el segundo semestre del próximo año”.
“Lo importante ahora es hacer un esfuerzo para atraer la inversión acá, y nos encontramos con un Gobierno que no ha hecho ningún esfuerzo especial por atraer la inversión en el sector, suponiendo que el país era suficientemente atractivo para que la inversión llegara sola. Pero ahora nos damos cuenta de que no es así: tenemos una sobrerregulación y una regulación que no es competitiva y eso habría que revisarlo”.
-Respecto de la minería, a Sebastián Piñera se lo vincula con Minera Dominga y a Alejandro Guillier le han enrostrado su vinculación con BHP, por Fundación Escondida. ¿Esto los inhibirá de hacer propuestas mineras?
“Son cosas menores y no hay nada que enrostrarles a ninguno de los dos por esos aspectos. Son peleas políticas que no ayudan a la política ni a su prestigio”.
“”En algunos casos, los dirigentes son rehenes de los asesores y eso es algo que no deberían permitir, sobre todo en un país con una fuerza laboral más madura”.
“”El 2010 la minería representó más de 20% de los aportes fiscales, mientras que el 2015 representaron 6% y el año pasado apenas 1,7%, que incluye la Ley Reservada del Cobre, que en realidad no es un aporte”.
“”El año pasado las empresas prácticamente no pagaron impuesto, lo que quiere decir que no hubo utilidades. Puede haber flujos de caja positivos, pero utilidades casi nada. No estamos en una situación de bonanza, lo que estamos viendo es el inicio de una recuperación”.
Fuente: EyC